En una jornada histórica, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, de 69 años, ha sido elegido como el 267º Papa de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de León XIV. Su elección no solo marca la llegada del primer pontífice estadounidense, sino que también promete una continuidad con la visión reformista de su predecesor, el Papa Francisco.
Prevost, conocido por su talante moderado y su capacidad de diálogo, cuenta con una amplia experiencia tanto en la Curia romana como en el trabajo pastoral de las «periferias», esas zonas a menudo olvidadas por la Iglesia. Su trayectoria, que incluye dos décadas de labor misionera en Perú, donde fue arzobispo-obispo emérito de Chiclayo, lo convierte en un profundo conocedor de las realidades sociales y las necesidades de los más vulnerables.
Creado cardenal en 2023 por el Papa Francisco, Prevost ha sido miembro de siete dicasterios vaticanos, incluyendo el de Obispos, donde asesoraba al anterior pontífice en los nombramientos episcopales. Su perfil, descrito como discreto y reservado, contrasta con la polarización política que caracteriza a su país de origen. De hecho, en sus recientes publicaciones en redes sociales, se ha mostrado crítico con la administración Trump y su política migratoria, lo que ha generado reacciones en la derecha estadounidense, llegando a ser etiquetado como «papa marxista y woke».
La elección del nombre León XIV no parece casual. Expertos como Geneviève Delrue, ex periodista de RFI especializada en religión, lo interpretan como un gesto «programático», que evoca la figura de León XIII, el Papa que promulgó la encíclica Rerum Novarum en 1891, sentando las bases de la doctrina social de la Iglesia. Esta elección sugiere una preocupación por las cuestiones de justicia social y económica, en línea con el legado de Francisco.
El nuevo Papa, formado en el seno de la orden de San Agustín y con estudios en teología y matemáticas, ha expresado su convicción de que la Iglesia debe adaptarse a los tiempos actuales sin renunciar a su mensaje esencial. «El mensaje es siempre el mismo (…) pero la forma de llegar a la gente de hoy, a los jóvenes, a los pobres, a los políticos, es diferente», afirmó en abril.
La llegada de León XIV ha sido recibida con optimismo por figuras como Eric de Moulins-Beaufort, presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, quien ve en él una continuidad con la labor de Francisco, aunque con un estilo propio. Para el jesuita y politólogo Arsène Brice Bado, la elección de Prevost es un buen augurio para África, continente al que el nuevo pontífice ha dedicado gran parte de su vida. Con su experiencia, su moderación y su compromiso con los más necesitados, León XIV se presenta como una figura clave para guiar a la Iglesia Católica en un mundo en constante transformación.
09/05/2025









