En un llamado urgente a reformar los sistemas de salud pública y combatir la desigualdad estructural, jóvenes parlamentarios de África, América Latina y Europa coincidieron en que la pandemia de COVID-19 dejó una enseñanza clara: es imperativo garantizar el derecho universal a una salud pública de calidad. Así lo expresaron durante el panel El impacto de las crisis políticas en la salud internacional – Crisis humanitarias y pandemias, desarrollado en el marco del Foro Internacional de Jóvenes Parlamentarios Socialistas y Socialdemócratas, celebrado los días 2 y 3 de mayo en la ciudad de Marrakech, Marruecos.
El encuentro reunió a legisladores de 32 países provenientes de tres continentes, quienes compartieron experiencias y plantearon propuestas sobre cómo enfrentar las crisis sanitarias y humanitarias desde una visión más justa, equitativa y humana. Representantes de Túnez, Honduras, África Central, Perú, Colombia y México expusieron las vivencias de sus países durante y después de la emergencia sanitaria global que cambió el rumbo del mundo.
James Mosquera Torres, legislador colombiano, fue categórico al señalar que sin justicia social, las crisis no solo persisten, sino que se agravan. En su intervención, instó a sus pares a priorizar la equidad como principio político fundamental: “Debemos luchar por la equidad y por la justicia social, resaltando que sin esos valores, las crisis se agudizan y se proliferan.”
Desde Honduras, Mario Alberto González, el diputado más joven del país, compartió una reflexión que tocó las fibras de muchos asistentes: “El COVID-19 nos mostró qué tan vulnerables somos y cuánta desigualdad tenemos en nuestros países. Debemos luchar por la igualdad. Siempre hemos sido los de abajo contra los de arriba, y esa es nuestra lucha.”
Por su parte, la delegación mexicana, representada por la diputada Karla Ayala, introdujo una perspectiva crítica y renovadora sobre la salud mental. Aseguró que actualmente enfrentamos una crisis silenciosa que debe ser visibilizada: “Vivimos una nueva pandemia: la falta de atención y empatía hacia la salud mental.” Ayala enfatizó que “no hay bienestar posible sin salud mental, y debe dejar de ser un tabú, un lujo o, peor aún, un privilegio. Necesitamos políticas públicas y políticos comprometidos con este tema, para que juntos luchemos contra esta nueva pandemia.”
Todos los jóvenes coincidieron en un punto esencial: la pandemia dejó al descubierto las fracturas de los sistemas sanitarios en los países en desarrollo, pero también abrió una oportunidad única para replantear el papel del Estado en la garantía del derecho a la salud. Para estos parlamentarios, es momento de pasar del diagnóstico a la acción.
Si bien reconocen que no existe una solución perfecta, insisten en que sí existen mejoras realizables. En palabras de la diputada Ayala: “Reconocer nuestras debilidades es el primer paso para poder mejorar.”
Desde sus distintos parlamentos, los jóvenes líderes se comprometieron a trabajar para impulsar cambios estructurales que fortalezcan la salud pública como derecho fundamental, no como un servicio condicionado por el mercado. Como sostuvieron varios de los participantes, las generaciones que crecieron durante la pandemia no pueden permitirse repetir los errores del pasado y ahora son ellos quienes han demostrado en este Foro Internacional que tienen la voluntad y desde sus puestos políticos la responsabilidad de actuar con valentía y convicción para construir sociedades más justas, saludables y solidarias.
04/05/2025
María Angélica Carvajal









