La tensión entre India y Pakistán se ha intensificado peligrosamente tras el ataque del 22 de abril en la región de Cachemira, que dejó un saldo de 26 muertos. El primer ministro indio, Narendra Modi, ha respondido con contundencia, otorgando al ejército «rienda suelta» para actuar contra los responsables, según fuentes gubernamentales de alto nivel.
En una reunión a puerta cerrada con los líderes militares y de seguridad, Modi afirmó la determinación de India de asestar un «golpe devastador al terrorismo». Aseguró a las fuerzas armadas que tienen «completa libertad de acción» para determinar la forma, los objetivos y el momento de la respuesta al ataque, que Nueva Delhi atribuye a Islamabad. El gobierno indio difundió imágenes del encuentro, en el que también participó el ministro de Defensa, Rajnath Singh, como muestra de unidad y respaldo a la acción militar.
Pakistán, por su parte, niega cualquier implicación en el atentado y exige una «investigación imparcial». Mientras tanto, el intercambio de fuego entre ambos países continúa por quinta noche consecutiva en la Línea de Control, la frontera de facto que divide Cachemira. El ejército indio reportó disparos con armas ligeras desde el lado pakistaní, a los que respondieron «de manera controlada y efectiva», sin reportar bajas. Habitantes del lado pakistaní confirmaron a la agencia France Presse haber escuchado los disparos. Añadiendo a la escalada de tensión, Pakistán anunció el derribo de un dron indio en la zona.
La comunidad internacional observa con preocupación el creciente antagonismo entre las dos potencias nucleares. El secretario general de la ONU, António Guterres, contactó tanto al primer ministro pakistaní como al ministro de Relaciones Exteriores indio, instándolos a evitar una confrontación con «consecuencias trágicas».
Las consecuencias diplomáticas del ataque ya son palpables. India ha rebajado sus relaciones diplomáticas con Pakistán, retirando visados, suspendiendo un tratado de aguas compartidas y cerrando el principal cruce fronterizo. Pakistán respondió con la expulsión de diplomáticos y consejeros militares indios, la cancelación de visados y el cierre de su espacio aéreo a aviones indios.
La policía india ha difundido carteles de búsqueda de tres sospechosos, dos pakistaníes y un indio, presuntamente miembros del grupo Lashkar-e-Taiba, con base en Pakistán y considerado terrorista por la ONU. Se ofrece una recompensa por información que conduzca a su captura. Tras el ataque, Modi declaró ante la comunidad internacional la firme intención de India de identificar, perseguir y castigar a los terroristas y a quienes los apoyan, «hasta los confines de la tierra».
El conflicto por Cachemira, que se remonta a la partición de India y Pakistán en 1947, vuelve a encender las alarmas. La región, escenario de una insurgencia desde 1989, es un polvorín que amenaza con desatar un conflicto de consecuencias impredecibles. El ataque de 2019 en Pulwama, que dejó 40 muertos tras un atentado suicida contra un convoy de las fuerzas de seguridad, y la posterior respuesta militar india con ataques aéreos en territorio pakistaní, son un sombrío recordatorio de la fragilidad de la paz en la región. La retórica beligerante y las acciones militares recientes hacen temer una escalada del conflicto que podría tener consecuencias devastadoras.
30/04/2025









