El Instituto Nacional de Estadística (INE) de España ha dado a conocer dos noticias esperanzadoras para esa economía europea: la inflación sigue cediendo, llegando hasta el 2,2% en abril y el PIB crece un 0,6% en el primer trimestre del año, consolidando un avance interanual del 2,8%. Son cifras positivas, pero que también revelan un crecimiento más lento y una recuperación desigual entre sectores.
La inflación se modera, pero no en todo
El dato de abril confirma una ligera desaceleración de los precios, una décima menos que en marzo, gracias principalmente a la caída en los costes de la energía. La electricidad y el gas han bajado más que el año pasado, y los carburantes también se han abaratado en comparación con abril de 2024. Sin embargo, no todo es optimismo: la inflación subyacente, esa parte que excluye la energía y los alimentos frescos, ha subido cuatro décimas, hasta el 2,4%, lo que indica que otros gastos cotidianos, como ocio y cultura, siguen presionando el bolsillo de los españoles.
Este pequeño repunte en la subyacente sugiere que la bajada de la inflación general podría ser transitoria, especialmente si los costes estructurales, como los servicios o el ocio, siguen al alza, tal como ha reflejado este último mes.
De oficializarse la cifra de 2,2% para este cuarto mes del año, sería la tasa más baja para España desde octubre de 2024, cuando registró 1,8% y un alivio para las familias, aunque todavía lejos de los niveles precrisis. En este sentido, el gobierno español ha destacado que a pesar de las condiciones internacionales adversas, el país mantiene una inflación moderada, pero el riesgo de repunte en productos básicos sigue latente.
¿Un motor que pierde fuerza?
Por otro lado, la economía española sigue creciendo, pero a un ritmo más lento. El avance del 0,6% en el primer trimestre es una décima menos que en el último tramo de 2024, y el crecimiento interanual de 2,8%, ha perdido medio punto.
Las familias gastaron un 0,4% más que en el trimestre anterior, aunque con una desaceleración en comparación con 2024. Las empresas apuestan por expandirse, con un aumento del 0,6% en inversión y las exportaciones crecieron en un punto porcentual, un dato positivo pero que no compensa del todo la ralentización de otros indicadores.
Esto quiere decir que la economía crece, aunque un poco más despacio. Y lo hace, sobre todo, gracias al consumo privado y la inversión empresarial, que siguen siendo los motores del impulso nacional. Sin embargo, España sigue siendo una de las economías desarrolladas con mejor desempeño.
Si analizamos donde está el freno, podemos ver como algunos los contrastes entre algunos sectores. La industria crece 1,1%, y dentro de ella, la manufactura se acelera ligeramente. El sector primario, a menudo olvidado en los análisis macro, ha registrado un potente 7,1%, lo que compensa su caída del trimestre anterior. En cambio, la construcción y los servicios muestran señales de enfriamiento, con crecimientos más moderados que a finales de 2024.
La construcción ha reducido su crecimiento en más de dos puntos, solo avanzó un 0,4% y los servicios, clave para el empleo, crecieron un 0,3%, seis décimas menos que a finales de 2024.
Una España resiliente
En este contexto de luces y sombras, España reporta una la inflación bajo control, pero no en todos los productos; la economía crece, pero con menos fuerza. El reto ahora es mantener este equilibrio sin que la desaceleración se agudice. Desde el Ministerio de Economía se muestran satisfechos al considerar que el país combina un crecimiento razonable con una inflación moderada, algo nada fácil en el entorno actual, donde las guerras y los cuellos de botella aún afectan al comercio y a la energía.
Pero la clave parece estar en la inversión, las empresas han aumentado su gasto en capital un 3,3% interanual, un dato positivo que sugiere confianza en el futuro. El consumo de los hogares también crece 3,5%, aunque más lentamente. Y las exportaciones siguen tirando, aunque con menos brío que antes.
No obstante, el resultado conjunto de estas cifras permite a las familias respirar algo más tranquilas, el alza de los precios sigue ahí, pero a paso lento, y el crecimiento económico sostenido, aunque suave, ofrece un entorno más favorable para el empleo y los salarios, a pesar de que todavía no se traduzca en mejoras inmediatas para todos los bolsillos.
Por ahora, España resiste, pero el margen de error es cada vez más pequeño y se enfrenta al reto de mantener esa estabilidad. Cabe recordar que la economía española ha demostrado en los últimos años una sorprendente capacidad de adaptación y la acumulación de éxitos anteriores le permite contar con una base firme sobre la que construir. En la turbulencia económica global, no se trata de correr ni avanzar a grades zancadas, sino de no estancarse y, España, sigue caminando.
29/04/2025
María Angélica Carvajal









