A casi dos meses del cierre total de la Franja de Gaza al ingreso de ayuda humanitaria, la situación ha alcanzado niveles críticos. Con los almacenes vacíos y las cocinas colectivas apagándose una a una, la población palestina enfrenta lo que la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa) califica como “una muerte silenciosa”.
“La gente comparte una sola lata de frijoles entre siete u ocho personas. ¿Puede imaginar ver a su hijo morir de hambre sin poder ofrecerle nada?”, lamentó Juliette Touma, portavoz de la Unrwa. Según la agencia, el bloqueo israelí no solo restringe el paso de bienes esenciales, sino que está provocando deliberadamente una hambruna generalizada.
Las cifras son alarmantes: más de 5.000 camiones con suministros humanitarios continúan varados fuera del enclave, mientras que el costo de los alimentos ha aumentado más de 1.400% desde la reanudación de los combates. La desesperación crece en los campos de refugiados, donde ya no quedan reservas del Programa Mundial de Alimentos.
La comunidad internacional observa con creciente preocupación. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, ha instado a la acción global para frenar lo que definió como “una catástrofe humanitaria sin precedentes”. En un comunicado oficial, advirtió que las condiciones impuestas por Israel podrían ser incompatibles con la continuidad del pueblo palestino en Gaza.
A esto se suma la represión contra el personal humanitario: al menos 50 empleados de la Unrwa han sido detenidos por las autoridades israelíes desde octubre de 2023, y cerca de 300 trabajadores de la agencia han perdido la vida en el conflicto. “Ya ni siquiera podemos contarlos”, admitió un funcionario de la Unrwa.
Mientras tanto, el gobierno israelí rechaza las acusaciones de crímenes contra la humanidad y sostiene que se enfrenta a una campaña de desinformación orquestada. Sin embargo, organismos internacionales como Amnistía Internacional han llegado a calificar los acontecimientos como un “genocidio en directo”.
Lo que queda claro es que, más allá de los discursos diplomáticos, la realidad en Gaza se deteriora día a día. Y la hambruna —como arma— sigue matando en silencio.
Abdelhalim ELAMRAOUI
29/04/2025









