La incertidumbre en los mercados financieros globales se disipó ayer tras un cambio notable en la retórica de la administración Trump respecto a dos frentes cruciales: la guerra comercial con China y la presidencia de la Reserva Federal (FED). El giro, confirmado por altos funcionarios, provocó un repunte significativo en Wall Street y un suspiro de alivio en las bolsas internacionales.
La semana pasada, el presidente Trump arremetió verbalmente contra Jerome Powell, el presidente de la FED, acusándolo de sabotear su política económica al no reducir las tasas de interés. Llegó incluso a plantear la posibilidad de destituirlo, una amenaza que sacudió a los mercados por la percepción de injerencia política en una institución fundamentalmente independiente. Sin embargo, parece que las presiones de sus asesores lograron convencerlo de rectificar su postura.
Ahora, la Casa Blanca ha adoptado un tono conciliador, asegurando que no hay intención de remover a Powell de su cargo. Este cambio de rumbo fue el primer factor clave en la tranquilidad de los inversores.
El segundo consistió en una señal de apertura hacia la renegociación de los aranceles con China. La guerra comercial, iniciada por Trump con la imposición de aranceles del 145% a productos chinos, ha provocado una represalia similar por parte de Pekín, paralizando prácticamente el intercambio comercial entre las dos mayores economías del mundo. El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, admitió la insostenibilidad de esta situación, abriendo la puerta a una posible rebaja arancelaria.
Aunque Trump se limitó a hablar de un “acuerdo justo con China”, sus declaraciones, junto a las del consejero económico Stephen Miran, quien manifestó su optimismo respecto a una “desescalada” y un acuerdo con China, fueron interpretadas como una señal de flexibilidad. El propio Trump aseguró mantener contactos diarios con el presidente Xi Jinping y expresó su deseo de alcanzar un acuerdo. La prensa internacional destaca que la posibilidad de una reducción de más de la mitad de los aranceles es una opción que se está considerando en la administración estadounidense.
La respuesta de China ha sido cautelosamente positiva. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores aseguró estar abierto al diálogo, aunque advirtió que no dudarían en defender sus intereses si fuera necesario.
Este giro en la postura de la administración Trump, aunque aún se mantiene la incertidumbre sobre su concreción, ha generado un optimismo cauteloso en los mercados. La situación sigue siendo volátil, pero la aparente moderación en el discurso del presidente ha logrado, al menos por ahora, calmar los temores de una escalada aún mayor en la guerra comercial y un descontrol en la política monetaria estadounidense. El tiempo dirá si se trata de una estrategia a largo plazo o simplemente una maniobra táctica para aplacar las crecientes preocupaciones económicas.
24/04/2025









