En su estrategia de refuerzo militar, Marruecos no escatima esfuerzos. El Reino ha consolidado progresivamente su posición como una potencia regional en expansión, especialmente en el ámbito militar, tanto en el norte de África como en las regiones del Mediterráneo y el Atlántico. En 2024, esta política dio un salto cualitativo con la introducción de una nueva generación de tecnología armamentística: los drones suicidas.
Esta apuesta por la innovación tecnológica responde a una cooperación creciente en materia de defensa y revela la ambición de Rabat por dotarse de herramientas de vanguardia que refuercen su seguridad nacional. Uno de los ejemplos más destacados de este avance es la incorporación del dron suicida SpyX, desarrollado por la empresa BlueBird Aero Systems, al arsenal de las Fuerzas Armadas Reales (FAR).
El SpyX se presenta como un mini dron eléctrico de alta precisión, diseñado tanto para misiones de reconocimiento como de ataque. Dotado de una autonomía de vuelo de hasta 90 minutos y un alcance operativo de 50 kilómetros, este dispositivo combina eficacia operativa y portabilidad. Equipado con una cámara de alta resolución y un sistema de seguimiento por vídeo de última generación, el dron es capaz de efectuar ataques guiados con una precisión milimétrica.
Uno de sus principales atributos es la carga explosiva de 2,5 kg, adaptable según el tipo de objetivo: desde personal enemigo hasta vehículos ligeros o blindados. Su facilidad de transporte —operado por apenas dos soldados— le permite ser desplegado rápidamente en cualquier tipo de terreno. Una vez lanzado, sigue una ruta preestablecida, aunque también puede ser redirigido manualmente hacia una nueva amenaza.
En el momento del impacto, el SpyX alcanza velocidades superiores a los 250 km/h, lo que garantiza una neutralización rápida y efectiva, con un margen de error inferior al metro. Esta capacidad permite reducir significativamente los daños colaterales, aumentando al mismo tiempo la eficacia de las operaciones tácticas.
Además, el SpyX no actúa de forma aislada. Forma parte de un ecosistema más amplio de vigilancia y ataque que incluye otros drones en posesión de Marruecos, como los WanderB-VTOL y ThunderB-VTOL. La coordinación entre estos dispositivos aéreos permite una cobertura más extensa del terreno y una mayor capacidad de detección y respuesta ante amenazas.
En conjunto, la adquisición del SpyX se inscribe dentro de una estrategia más amplia de modernización de las Fuerzas Armadas Reales. La incorporación de drones suicidas a su estructura militar supone un punto de inflexión para Marruecos, que se posiciona ahora como un actor de peso en el ámbito de las tecnologías de defensa avanzadas. Esta evolución no solo refuerza sus capacidades nacionales, sino que también podría reconfigurar los equilibrios estratégicos en la región.
20/04/2025









