La violencia intercomunitaria volvió a sacudir el centro de Nigeria con un saldo trágico: al menos 56 personas perdieron la vida en medio de enfrentamientos entre comunidades de pastores y agricultores. Los hechos ocurrieron en el estado de Benue, donde grupos armados atacaron dos localidades, según confirmaron las autoridades locales.
El gobernador del Estado, Hyacinth Alia, describió las agresiones como “insensatas y odiosas”, durante una visita a la zona afectada. En sus declaraciones, pidió contención a los residentes y exhortó a evitar represalias, alertando sobre el riesgo de que se generen nuevos brotes de violencia.
La región central de Nigeria, históricamente marcada por tensiones entre distintos grupos étnicos, ha sido escenario frecuente de conflictos motivados por el acceso a la tierra. La competencia entre agricultores y pastores se ha intensificado en los últimos años, en gran parte debido a la presión sobre los recursos naturales.
A esta situación se suma la creciente fragilidad ambiental. La desertificación y la escasez de tierras cultivables, agudizadas por el cambio climático, han generado una lucha por la supervivencia en un país que ya enfrenta un fuerte crecimiento demográfico.
Mientras tanto, el Estado vecino de Plateau tampoco ha escapado a esta espiral de violencia. En días recientes, ataques similares dejaron decenas de víctimas mortales, reflejando la magnitud de una crisis que amenaza con desbordarse si no se abordan sus causas estructurales.
20/04/2025