En su más reciente intervención ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el enviado especial para el Sáhara, Staffan de Mistura, no solo expuso los últimos movimientos diplomáticos en torno al conflicto, sino que trazó una radiografía inquietante del estancamiento político regional. Aunque reconoció indicios esperanzadores, como el respaldo renovado de Estados Unidos a la propuesta marroquí de autonomía y la reactivación diplomática francesa en Argelia, el diplomático advirtió que, sin una mejora tangible en las relaciones entre Rabat y Argel, el riesgo de un conflicto regional permanece latente.
Durante su presentación, De Mistura subrayó la importancia de la visita del ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita, a Washington el pasado 8 de abril. En dicho encuentro, el secretario de Estado adjunto estadounidense, Marco Rubio, reiteró el respaldo de su país a la propuesta de autonomía presentada por Marruecos, calificándola de “seria” y reafirmando que cualquier solución deberá ser “mutuamente aceptada”.
En paralelo, De Mistura también hizo mención a la visita del ministro francés de Asuntos Exteriores, Stéphane Séjourné, a Argelia dos días antes. Aunque la cuestión Sáhara no figuró explícitamente en la agenda, el diplomático la interpretó como una señal del renovado interés de las grandes potencias por la estabilidad regional.
No obstante, este compromiso internacional no logra disimular los obstáculos estructurales que impiden avances concretos. El principal, según De Mistura, es el deterioro de las relaciones entre Argelia y Marruecos. El enviado lamentó la ausencia total de canales de diálogo, el cierre persistente de fronteras y la escalada en el gasto militar por parte de ambos países. “La mejora de las relaciones argelino-marroquíes constituye una condición indispensable para evitar una escalada que desemboque en un conflicto regional”, sentenció.
En este marco, De Mistura desglosó las señales clave que, a su juicio, emanan del reciente posicionamiento estadounidense. En primer lugar, planteó la necesidad de detallar el alcance de las competencias que se otorgarían bajo el esquema de autonomía. En segundo lugar, insistió en establecer un mecanismo creíble que permita a las partes ejercer el derecho a la autodeterminación. Y, finalmente, destacó la voluntad estadounidense de asumir un papel más directo, lo cual —dijo— podría otorgar a la ONU un papel reforzado y más eficaz en el proceso de mediación.
Más allá del tablero político, De Mistura puso el foco en la dimensión humanitaria del conflicto, alertando sobre el deterioro de las condiciones de vida en los campamentos de refugiados en Tinduf ( Argelia). Citando informes del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y del Programa Mundial de Alimentos, advirtió que las raciones alimentarias podrían agotarse por completo este verano si no se inyecta ayuda financiera urgente.
Finalmente, el diplomático recordó que 2025 marcará el quincuagésimo aniversario de la inclusión de la cuestión del Sáhara en la agenda de Naciones Unidas. En este contexto, subrayó que los próximos tres meses representan una oportunidad crítica para movilizar un nuevo impulso diplomático, con vistas a que la reunión del Consejo de Seguridad prevista para octubre pueda convertirse en un punto de inflexión.
16/04/2024









