A dos años del estallido del conflicto armado entre las Fuerzas Armadas de Sudán y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), su líder, Mohamed Hamdan Daglo, ha anunciado la creación de un gobierno alternativo que, según él, representa «el verdadero rostro de Sudán». Este nuevo ente, según Daglo, contará con su propia moneda, sistema de identificación y servicios básicos, aunque insiste en que no se trata de un «Estado paralelo», sino del único camino viable hacia la paz y la unidad nacional.
El conflicto, iniciado en abril de 2023 entre el general Abdel Fatah al Burhan y Daglo —antiguos aliados—, ha sumido al país en una catástrofe humanitaria sin precedentes. Decenas de miles de muertos, más de 13 millones de desplazados y una infraestructura completamente devastada son las secuelas de una guerra sin visos de resolución. La ciudad de Jartum, epicentro del enfrentamiento, ha quedado reducida a escombros, mientras sus habitantes luchan por sobrevivir sin acceso a servicios esenciales como agua, electricidad o atención médica.
Testimonios desde el terreno reflejan el drama cotidiano. Abdel Rafi Hussein, residente de Jartum, relató cómo su salud se deterioró durante el control de las FAR. A pesar de la reciente reconquista parcial por parte del ejército, la capital continúa sumida en la escasez. Por su parte, Zainab Abdelrahim, madre de seis hijos, regresó a su hogar para encontrarlo saqueado y sin servicios básicos. La presencia de municiones sin detonar incrementa el peligro para los civiles en zonas liberadas.
Mientras tanto, las FAR intensifican su ofensiva en Darfur con el objetivo de tomar El Fasher, último bastión del ejército en esa región. En respuesta, las fuerzas armadas han lanzado ataques aéreos en la zona. La comunidad internacional, reunida en Londres, ha prometido 900 millones de dólares en ayuda, aunque ni el ejército ni las FAR asistieron a la conferencia. El G7 y organismos internacionales han exigido un alto el fuego inmediato y el fin de los obstáculos al ingreso de ayuda humanitaria.
Desde Naciones Unidas, António Guterres advirtió que los civiles son los principales afectados del conflicto, mientras Filippo Grandi, responsable de ACNUR, denunció la indiferencia mundial. Se estima que hasta 150.000 personas podrían haber muerto, aunque la cifra real es incierta por el colapso del sistema de salud. UNICEF reportó que casi 2.800 niños murieron o fueron mutilados en los dos últimos años. El drama humanitario en Sudán no da tregua y el mundo, en gran parte, sigue mirando hacia otro lado.
16/04/2025









