En un contexto de crecientes desafíos geopolíticos, Francia está considerando revisar las limitaciones que enfrentan los bancos al otorgar préstamos a la industria de defensa. Según Bloomberg, el sector financiero ha sido señalado como un obstáculo en los esfuerzos de Europa por aumentar rápidamente sus capacidades militares. Esta medida responde a la creciente presión para adaptar las regulaciones bancarias a las necesidades estratégicas del continente.
Actualmente, las normativas ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) restringen el acceso a financiamiento para los fabricantes de armas, ya que estas empresas han sido catalogadas como de alto riesgo reputacional. La ministra de Presupuesto de Francia, Amélie de Montchalin, ha sugerido que estas reglas podrían modificarse para facilitar la inversión en el sector, subrayando la necesidad de equilibrar la responsabilidad social con los intereses de seguridad nacional.
Durante los últimos años, los bancos europeos han evitado financiar a la industria armamentística para cumplir con los principios de responsabilidad social corporativa. Sin embargo, Montchalin ha propuesto permitir que las entidades financieras utilicen los fondos depositados en las cuentas de ahorro reguladas por el Estado, conocidas como Livret A, para otorgar préstamos al sector de defensa, siempre con el consentimiento de los clientes. Estas cuentas acumulan un total de 443.000 millones de euros, lo que representa una posible fuente significativa de financiamiento.
Las declaraciones de la ministra reflejan una tendencia más amplia en la que políticos, líderes de la industria de defensa y altos ejecutivos bancarios abogan por reformar las regulaciones que obstaculizan la canalización de fondos hacia el sector militar. Esta postura se enmarca en un cambio de paradigma dentro de la Unión Europea, que busca fortalecer su autonomía en materia de defensa frente a los actuales desafíos geopolíticos.
Además, la Comisión Europea ha presentado un plan para simplificar los requisitos de sostenibilidad que las empresas deben cumplir, en un contexto marcado por una creciente oposición a las normativas ESG. La denominada «ola anti-ESG» ha ganado impulso en los últimos meses y se ha visto acelerada por la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generando un debate global sobre la viabilidad y el impacto de estas regulaciones en sectores estratégicos.
12/03/2025