La suspensión de la ayuda humanitaria por parte de Estados Unidos ha provocado el cierre del 80% de las cocinas de emergencia que brindaban asistencia a los afectados por la guerra civil en Sudán. La orden ejecutiva del presidente norteamericano, Donald Trump, que detuvo las contribuciones de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) por 90 días, ha resultado en el cierre de más de 1.100 cocinas comunitarias, dejando a casi dos millones de personas en riesgo de hambruna.
El conflicto, que comenzó en abril de 2023 entre el ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), ha causado la muerte de decenas de miles de personas y el desplazamiento de millones. Las cocinas de emergencia, administradas por redes de activistas locales, han sido un pilar esencial para la supervivencia de muchas comunidades. Publicaciones de la BBC informan que con la falta de recursos, la situación se ha deteriorado rápidamente y aún y cuando muchos comedores están cerrados la gente insiste en tocar sus puertas ante la falta de alimentos.
Aunque el Departamento de Estado estadounidense emitió una exención para la asistencia alimentaria de emergencia, persiste la incertidumbre sobre su implementación. Los canales tradicionales de USAID para gestionar están cerrados, y no está claro si se reactivará el financiamiento en efectivo, crucial para las cocinas comunitarias, o si solo se enviarán productos en especie. Se estima que USAID aportaba entre el 70% y el 80% de los fondos para estos programas de ayuda en Sudán, donde según organizaciones internacionales se reportan condiciones de hambruna en al menos cinco regiones.
En un principio, estos centros de alimentación dependían de donaciones comunitarias y de la diáspora, pero posteriormente se convirtieron en un canal clave de financiamiento para agencias internacionales con dificultades para acceder a las zonas en conflicto. En este sentido, muchas ONG han expresado su oposición y preocupación. Tal es el caso de Mutual Aid Sudan Coalition, un fondo de ayuda privada, cuya fundadora Andrea Tracy, ha calificado los recortes como «enorme retroceso».
Ante la gravedad de la situación, algunos voluntarios al optado comprar alimentos a crédito a pescadores y agricultores locales para proveer a las personas más necesitadas, no obstante, no están seguros de como poder pagar esos créditos a posterior. Y es que la falta de recursos económicos de une con el temor del desabasto, pues a medida que el ejército avanza sobre áreas controladas por las RSF, se producen saqueos masivos en los mercados y se agrava el asedio contra la población.
24/02/2025









