Estados Unidos mostró su total apoyo a Rusia en dos de los principales foros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde se opuso a resoluciones europeas que condenaba la agresión de Moscú y reafirmaba la integridad territorial de Ucrania.
En un claro giro en la política exterior estadounidense, los representantes de ese país apoyaron al gobierno ruso en resoluciones presentadas ante la conmemoración del tercer aniversario de la invasión a Ucrania. Este cambio de postura marca un distanciamiento con sus tradicionales aliados europeos y refuerza la incertidumbre sobre el compromiso de EE.UU. con la seguridad en Europa.
El primer voto ocurrió en la Asamblea General de la ONU (UNGA), donde la delegación norteamericana se opuso a una resolución redactada por países europeos que condenaba la agresión de Moscú y reafirmaba la integridad territorial de Ucrania. EE.UU votó en contra, alineándose con Rusia, Corea del Norte, Bielorrusia e Israel, mientras que 93 países apoyaron la moción y 65 se abstuvieron.
Posteriormente, en el Consejo de Seguridad de la ONU, EE.UU. promovió su propia resolución, la cual llamaba al fin del conflicto, pero sin condenar explícitamente a Rusia. A pesar de su aprobación con 10 votos a favor, aliados clave como Reino Unido y Francia optaron por la abstención, evidenciando un creciente distanciamiento de Washington respecto a sus socios europeos.
Desde que el líder republicano asumió el poder en Estados Unidos, el gobierno ha modificado drásticamente el enfoque estadounidense sobre la guerra de Ucrania, favoreciendo a Moscú e incluso hasta responsabilizando a Ucrania por provocar el conflicto. Algunas declaraciones de Trump ponen en tela de duda el compromiso de Washington con Europa en el tema de seguridad mundial y contrasta con la postura tradicional de línea dura que venía manejando ese país contra Rusia en foros internacionales desde el inicio del conflicto en 2022.
Ejemplo de esto, fue la decisión de la delegación estadounidense de abstenerse de votar su propia resolución, tras la introducción de enmiendas que apoyaban la soberanía de Ucrania. Este giro en la línea diplomática ha generado confusión y tensión en varios países de la Unión Europea y fuera de ella, ante s generó confusión en la comunidad diplomática. Si bien, algunos medios internacionales, indican que la embajadora interina de EE.UU. ante la ONU, Dorothy Camille Shea, justificó la postura de su país como un esfuerzo por lograr una «declaración histórica simple» enfocada en el futuro y no en culpar a ninguna de las partes; el mensaje recibido por las otras delegaciones dista de esa explicación y más bien apunta una estrategia unificada entre el Kremlin y Washington.
Cabe recordar que desde el inicio de la guerra en Ucrania, el Consejo de Seguridad ha estado atado de manos ante el poder de veto de Rusia, lo que ha hecho que la Asamblea General se convierta en el principal foro de debate sobre el conflicto. Sin embargo, a diferencia de las resoluciones del Consejo, las de la Asamblea General no tienen carácter vinculante, lo que limita su impacto real para generar un cambio efectivo en el conflicto.
Ahora, si Estados Unidos continua por la senda del apoyo a Rusia, complicará aún más que se tomen decisiones vinculantes desde el Consejo de Seguridad o incluso que las resoluciones desde la Asamblea General logran los votos suficientes, pues otros países podrían abstenerse de votar ante la influencia de la red diplomática estadounidense.
24/02/2025









