En los últimos años, Argelia ha intensificado sus esfuerzos para modernizar su aparato militar, estableciendo acuerdos con potencias como China e Italia. Estas iniciativas buscan fortalecer su capacidad defensiva, particularmente en el ámbito naval, y diversificar sus fuentes de armamento. Sin embargo, este esfuerzo masivo de rearmamento parece motivado no solo por una necesidad de modernización, sino como una respuesta a los logros diplomáticos y militares de Marruecos, cuya creciente influencia en la región ha inclinado la balanza a su favor, especialmente en la cuestión del Sáhara.
Cooperación militar entre Argelia, China e Italia
Argelia ha priorizado acuerdos como la producción local de corbetas Tipo 056, conocidas como F15A, a través de una cooperación directa con China. Estas embarcaciones, equipadas con avanzados sistemas de misiles y torpedos, buscan modernizar la flota naval del país, mientras reducen la dependencia de proveedores extranjeros. Paralelamente, el acuerdo preliminar con Italia, que incluye el suministro de un buque de apoyo logístico y la ampliación del astillero de Annaba, apunta a reforzar la infraestructura naval argelina. Argelia, mediante el buque diseñado para abastecer combustible y municiones en alta mar, procura establecer cierta flexibilidad estratégica en el Mediterráneo.
Sin embargo, estas iniciativas contrastan con los avances de Marruecos, cuyo enfoque en la defensa está directamente vinculado a la innovación tecnológica y la cooperación con socios estratégicos clave, como Estados Unidos, Francia e Israel. A diferencia de Argelia, que opta por aumentar su arsenal, Marruecos ha combinado un enfoque pragmático de modernización con la consolidación de alianzas internacionales que fortalecen su posición geopolítica.
Marruecos: Logros diplomáticos y alianzas estratégicas
El creciente protagonismo de Marruecos en la región ha sido posible gracias a su diplomacia eficaz, especialmente en el conflicto del Sáhara. El plan de autonomía presentado por Marruecos ha ganado un amplio respaldo internacional. Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara en 2020, y este apoyo se ha mantenido firme tras su reelección en 2024. Francia también ha reforzado su posición a favor del plan marroquí, con el presidente Emmanuel Macron calificándolo como “la solución más seria y creíble” durante su discurso en el Parlamento marroquí en 2024.
Además, Marruecos ha fortalecido su relación con España, que desde 2022 respalda explícitamente la propuesta de autonomía. Este reconocimiento ha permitido a Marruecos consolidar sus relaciones con la Unión Europea en sectores estratégicos como el comercio y la seguridad energética. El gasoducto Magreb-Europa, cuya operación Marruecos ha retomado tras tensiones con Argelia, subraya la capacidad marroquí de adaptarse y mantenerse como un socio confiable para Europa.
Estrategia militar y cooperación internacional
A nivel militar, Marruecos ha adoptado una estrategia más diversificada y tecnológica. El país ha incorporado drones Bayraktar TB2, fabricados en Turquía, que han demostrado su eficacia en conflictos recientes, y ha reforzado su flota aérea con la adquisición de F-16 actualizados y helicópteros Apache AH-64E de última generación. Asimismo, el país ha establecido acuerdos con Israel para el intercambio de tecnología militar, consolidando su capacidad defensiva en inteligencia y vigilancia.
Uno de los logros más visibles ha sido la instalación de sistemas electrónicos y drones en su frontera con Argelia, garantizando la vigilancia constante y un control efectivo de la región. Estas medidas se complementan con una mayor presencia militar en las regiones estratégicas del Sáhara, donde Marruecos ha logrado mantener la estabilidad a pesar de las provocaciones del Frente Polisario, respaldado por Argelia.
Argelia: Una estrategia militar con escasa influencia regional
A pesar de sus esfuerzos, Argelia no ha logrado traducir su gasto militar, el más alto de África, en una influencia tangible en el terreno diplomático. Sus esfuerzos por contrarrestar a Marruecos en la cuestión del Sáhara han encontrado cada vez más obstáculos, ya que el reconocimiento internacional del plan marroquí sigue creciendo. Mientras Marruecos consolida alianzas estratégicas con Occidente, Argelia ha intensificado su relación con China y Rusia, opciones que, aunque significativas, no logran equilibrar la balanza frente al apoyo occidental al reino alauita.
Por otro lado, las tensiones diplomáticas con Francia, reflejadas en la retirada del embajador argelino en París, y la falta de avances concretos en sus relaciones con otros socios internacionales, como España, han debilitado aún más la posición de Argelia. En este contexto, los acuerdos militares recientes parecen más un intento de proyectar fuerza que una estrategia integral para fortalecer su posición regional.
Mientras Argelia destina miles de millones de euros a la modernización de su ejército, Marruecos continúa afianzando su influencia mediante un enfoque equilibrado entre diplomacia y tecnología militar. Los logros del reino alauita en el Sáhara, junto con sus alianzas estratégicas con Estados Unidos, Francia e Israel, consolidan su liderazgo en el norte de África. Por el contrario, la estrategia argelina, basada en la acumulación de armamento, no ha logrado mitigar la creciente brecha en términos de influencia diplomática y liderazgo regional. La capacidad de Marruecos para combinar innovación, alianzas estratégicas y diplomacia efectiva lo posiciona como el principal actor en el Magreb, un estatus que Argelia parece incapaz de desafiar de manera efectiva.
17/01/2025