La tensión se palpa en el aire, espesa y cargada de un descontento que amenaza con desbordarse. Un incidente, aparentemente aislado, ha detonado la furia contenida de la población de Bouira, en la región de Cabilia, y ha reavivado el fantasma de la «década negra» en Argelia. Lo que comenzó como un ataque a una familia por parte de un grupo enmascarado, ha escalado rápidamente a enfrentamientos violentos con las fuerzas del orden, concretamente con el 12º regimiento de la Guardia Republicana.
Según informaciones recibidas desde la región, un grupo de individuos encapuchados asaltó a una familia que transitaba por una carretera de la wilaya (provincia) de Bouira. La agresión, que incluyó la destrucción del vehículo familiar en presencia de la esposa y los hijos, ha generado una ola de indignación y protestas que rápidamente se han extendido por la región. La pregunta que resuena en las calles es: ¿Quiénes son estos agresores y cuáles son sus motivos? La falta de respuestas claras por parte de las autoridades solo ha contribuido a alimentar la frustración y la desconfianza.
La situación se ha agravado con la intervención de la BRI (Brigadas de Investigación e Intervención) y el despliegue del 12º regimiento de la Guardia Republicana, acusados por la población local de emplear tácticas represivas y de «incendiar la Cabilia» para sofocar las protestas. Las redes sociales se han inundado de vídeos que muestran los enfrentamientos entre la población y las fuerzas de seguridad, imágenes que evocan los oscuros años de la guerra civil argelina.
En este contexto, la figura del nuevo comandante de la Guardia Republicana, Tahar El Ayad, se encuentra en el ojo del huracán. Se le acusa de resucitar las prácticas represivas de la «década negra», un periodo marcado por la violencia y la brutalidad. Según fuentes no confirmadas, la destitución del general Ben Ali estaría relacionada con su negativa a participar en este supuesto plan de represión en la Cabilia.
La situación en Bouira no es un caso aislado. En otras regiones del país, como en la comuna de Hassi El Fahel, en la wilaya de Ghardaïa, también se han registrado violentos enfrentamientos entre la población y las fuerzas de seguridad. La represión y el uso excesivo de la fuerza parecen ser la respuesta del gobierno ante el creciente descontento social.
La chispa de la indignación prendida en Bouira amenaza con extenderse por toda la Cabilia y reavivar viejas heridas. La falta de transparencia y la respuesta represiva de las autoridades solo añaden leña al fuego, creando un clima de incertidumbre y temor ante lo que pueda suceder en los próximos días. La comunidad internacional debe estar atenta a la evolución de la situación y exigir al gobierno argelino que respete los derechos humanos y garantice la seguridad de todos sus ciudadanos.
13/01/2025