En un gesto que ya se ha convertido en una vibrante tradición anual, la localidad de Taroudant, en el corazón de la provincia homónima, ha vuelto a ser el punto de encuentro para la comunidad judía marroquí y sus allegados venidos de distintos rincones del mundo. La celebración de la Hiloula en honor al rabino David Ben Baroukh, cuyo mausoleo se erige en la cercana comuna de Tinzirt, resonó este miércoles con una intensidad que trasciende lo meramente religioso, consolidándose como un símbolo de la profunda imbricación de la cultura judía en el tejido social marroquí.
Fieles provenientes tanto de diversas ciudades del Reino como de la diáspora internacional se congregaron una vez más para conmemorar la vida y el legado de este venerado rabino. La Hiloula, más que un simple aniversario luctuoso, es una festividad que celebra el tránsito del justo al mundo espiritual, un momento de alegría y conexión comunitaria marcado por la oración, la música y el encuentro.
Este año, la celebración adquirió una dimensión particular gracias a la notable presencia de autoridades civiles y militares. La recepción oficial que marcó el evento contó con la participación del wali de la región de Souss-Massa, también gobernador de la prefectura de Agadir Ida-Outanane, Said Amzazi, así como del gobernador de la provincia de Taroudant, Mabrouk Tabet, y del presidente del Consejo Regional de Ulemas de Souss-Massa, Yazid Raddi. Esta convergencia de figuras representativas del poder estatal y religioso subraya el compromiso del Reino con la preservación y el reconocimiento de la diversidad cultural y religiosa que históricamente ha caracterizado a Marruecos.
Durante la ceremonia, los participantes elevaron plegarias al Todopoderoso, pidiendo por la salud, la felicidad y la larga vida del Rey Mohammed VI. Este gesto, recurrente en las celebraciones de la comunidad judía marroquí, pone de manifiesto el profundo respeto y la lealtad hacia la monarquía, una institución que ha garantizado históricamente la convivencia pacífica y la protección de todas las confesiones presentes en el país. Las oraciones se extendieron también al Príncipe Heredero Moulay El Hassan, al Príncipe Moulay Rachid y al resto de la Ilustre Familia Real, así como en memoria de los difuntos monarcas Hassan II y Mohammed V.
En palabras de Alber Al Maleh, responsable del mausoleo del rabino David Ben Baroukh, destacó la importancia fundamental de esta Hiloula. Más allá de su significado religioso intrínseco, este evento anual se erige como un poderoso imán que atrae a miembros de la comunidad judía de todo el mundo, fortaleciendo los lazos identitarios y reafirmando la conexión ancestral con la tierra marroquí.
La Hiloula de Taroudant no es una celebración aislada, sino un eslabón más en la cadena de tradiciones que testimonian la rica historia y la vitalidad de la comunidad judía en Marruecos. En un contexto global marcado por la intolerancia y la polarización, este tipo de eventos adquieren una relevancia aún mayor, proyectando una imagen de Marruecos como un espacio de diálogo intercultural y respeto mutuo. La presencia de autoridades de alto nivel no solo simboliza el apoyo institucional, sino que también refuerza el mensaje de que la diversidad religiosa es un pilar fundamental de la identidad nacional marroquí. La Hiloula del rabino David Ben Baroukh en Taroudant, por lo tanto, se consolida como una cita ineludible para la comunidad judía y como un ejemplo palpable del compromiso de Marruecos con su pluralismo cultural y religioso.
02/01/2025









