La FIFA ha anunciado oficialmente la sede de las Copas Mundiales de 2030 y 2034, poniendo fin a la especulación y marcando un hito histórico para el fútbol africano. Si bien la decisión, por falta de competidores, carecía de suspense, su impacto global es innegable. El Mundial 2030, que celebra el centenario del primer torneo en Uruguay, será un evento transcontinental sin precedentes, compartiendo la gloria entre España, Portugal, Marruecos, Argentina, Paraguay y Uruguay.
Para Marruecos, la designación como sede es un triunfo monumental. Decenios de esfuerzos infructuosos culminan en un momento de orgullo nacional, reflejando el auge del fútbol marroquí, culminado con su destacada actuación en el Mundial 2022. El país se convierte en el segundo africano en albergar la Copa del Mundo, tras Sudáfrica en 2010, un logro que subraya su creciente influencia en el panorama futbolístico continental y su estrategia diplomática a través del deporte.
La inversión en infraestructuras es significativa, con proyectos como el ambicioso Estadio Hassan II de Casablanca, destinado a ser el más grande del mundo. Las seis ciudades elegidas (incluyendo Rabat, Tánger y Marrakech) experimentarán importantes renovaciones, impulsando el crecimiento económico y mejorando la conectividad. Sin embargo, este desarrollo debe ir de la mano de un compromiso sólido con los derechos humanos, un llamado que organizaciones como Amnistía Internacional y Sports and Rights Alliance han hecho a la FIFA.
La candidatura conjunta ibérico-magrebí presenta un desafío logístico y geopolítico considerable. La integración de Marruecos en la candidatura, tras el retiro de Ucrania, señala los complejos ajustes geopolíticos que moldean la geografía del fútbol mundial. La decisión de otorgar el Mundial 2034 a Arabia Saudita, tras el retiro de Australia, Indonesia y la retirada de la candidatura china, resalta el cambio de poder en el panorama futbolístico mundial y levanta preguntas sobre la equidad y la transparencia en el proceso de selección de sedes.
El formato multicontinental del Mundial 2030, con 48 equipos, introduce un componente ambiental significativo. Los desplazamientos transcontinentales para equipos y aficionados plantean un desafío de sostenibilidad, requiriendo acciones concretas para mitigar la huella de carbono del torneo. Propuestas como los cupos regionales de entradas, el fomento de fan zones y el apoyo al transporte ferroviario son cruciales para minimizar el impacto ambiental.
A grandes rasgos, la asignación de las sedes de los Mundiales 2030 y 2034 es un capítulo complejo en la historia del fútbol mundial, marcado por el triunfo histórico de Marruecos, los desafíos logísticos y geopolíticos de un torneo transcontinental, y la necesidad urgente de abordar las preocupaciones éticas y ambientales que surgen de este evento global. El legado de estos mundiales dependerá no solo del espectáculo deportivo, sino también del compromiso con la sostenibilidad, los derechos humanos y la inclusión.
11/12/2024