El programa Atlantic Dialogues Emerging Leaders (ADEL) del Policy Center for the New South (PCNS) trasciende la simple formación de líderes; se trata de una sofisticada estrategia de soft power marroquí, tejida con hilos de visión global, pragmatismo y una hábil comprensión de las dinámicas geopolíticas contemporáneas. La selección de 41 jóvenes líderes de 22 países, bajo el patrocinio del rey Mohammed VI, no es una casualidad, sino un movimiento estratégico con implicaciones de largo alcance.
Analicemos la selección: la diversidad geográfica y sectorial de los participantes no es solo inclusiva, sino profundamente estratégica. La presencia equilibrada de líderes africanos, europeos, norteamericanos, sudamericanos y asiáticos, junto a la representación de la sociedad civil, el sector privado, el gobierno, las organizaciones internacionales y el mundo académico, crea una red poliédrica, capaz de abordar los desafíos globales desde múltiples perspectivas. No se trata de una simple muestra de diversidad; es la construcción de un capital social global, con Marruecos como nodo central.
La rigurosa selección, de entre más de 1300 candidatos, y la insistencia en criterios como el espíritu de iniciativa, el potencial de liderazgo y la visión transatlántica, no buscan solo excelencia individual, sino la creación de una comunidad de pensamiento cohesionada, capaz de generar narrativas globales influyentes. ADEL se convierte así en un laboratorio de ideas, un espacio donde se gestan narrativas que modelan la agenda transatlántica, con una perspectiva africana integral. Esta es una forma inteligente de influir en la política global, no a través de la fuerza bruta, sino a través de la influencia intelectual y la construcción de redes estratégicas.
La integración de ADEL en la conferencia Atlantic Dialogues es un movimiento maestro. Proporciona a estos jóvenes líderes la oportunidad de interactuar con figuras clave en la toma de decisiones, construyendo puentes entre generaciones y forjando relaciones que perdurarán. Es una inversión en capital social a largo plazo, con un retorno potencialmente exponencial en términos de influencia política y económica. Esta conexión estratégica no es solo un beneficio para los participantes, sino también para Marruecos, que consolida su posición como un actor relevante en el escenario global.
La creación de una comunidad activa que trasciende la conferencia, con oportunidades de participación en publicaciones del PCNS y en eventos del think tank, asegura la longevidad del impacto de ADEL. No se trata de una formación efímera, sino de la construcción de una red sólida y perdurable, que seguirá generando ideas y contribuciones a lo largo de los años. Esta comunidad, alimentada por la visión marroquí, se convierte en un activo estratégico a largo plazo.
En resumen, ADEL es más que un programa; es una inversión estratégica en soft power, una herramienta diplomática sofisticada que posiciona a Marruecos como un líder intelectual y un promotor de la cooperación transatlántica. Es una apuesta por el futuro, no a través de la imposición, sino a través de la construcción de un tejido global de liderazgo responsable, con raíces marroquíes profundamente arraigadas. Es un juego de ajedrez geopolítico, donde Marruecos está jugando con inteligencia y visión de futuro.
09/12/2024









