La situación en Oriente Próximo ha empeorado tras una serie de explosiones de dispositivos electrónicos en manos del grupo chií libanés Hizbulá. Las explosiones, que ocurrieron en varios puntos del Líbano, dejaron un saldo de 37 muertos y más de 600 heridos en dos oleadas de detonaciones. El Ejército libanés ha comenzado a detonar de forma controlada aparatos sospechosos, mientras que Hizbulá responsabiliza a Israel de los ataques. El líder del grupo, Hasan Nasrallah, se dirigirá a sus seguidores para abordar la respuesta del grupo ante estos sucesos.El ministerio de Salud Pública de Líbano ha informado a medios españoles del número de muertos por las últimas explosiones a 25 y el de heridos a unos 600, lo que deja un saldo total de 37 fallecidos en ambas oleadas de los últimos dos días.

En respuesta, Israel ha intensificado su actividad militar en la frontera norte y ha atacado infraestructuras de Hizbulá en el sur del Líbano. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha afirmado que la guerra en Gaza ha entrado en una «nueva fase» y ha prometido garantizar la seguridad de los residentes del norte de Israel. Por su parte, la empresa nipona Icom, cuya tecnología pudo haber sido utilizada en las explosiones, está investigando si sus dispositivos fueron manipulados.
Irán, uno de los principales aliados de Hizbulá, ha condenado los ataques, calificándolos como «crímenes contra la humanidad» y ha afirmado que se reserva el derecho de responder, especialmente tras las heridas sufridas por su embajador en Líbano. La comunidad internacional observa con preocupación el incremento de la violencia en la región, temiendo que estas tensiones puedan desencadenar un conflicto a mayor escala entre Israel y sus vecinos.
19/9/2024