Washington redobla esfuerzos para combatir la injerencia extranjera en las elecciones presidenciales, señalando a Rusia, China e Irán como principales actores. Rusia es acusada de difundir propaganda antiamericana y narrativas divisorias en redes sociales, utilizando incluso «voces estadounidenses auténticas» para propagar desinformación, según un alto funcionario de inteligencia. El Departamento de Justicia ha tomado medidas contra RT, la cadena rusa de noticias, y ha desmantelado campañas de influencia maligna.
China, por su parte, se centra en influir en las elecciones locales, buscando debilitar a candidatos que considera hostiles a sus intereses. Las agencias de inteligencia estadounidenses afirman que China intenta construir relaciones a nivel local para bloquear a individuos que se oponen a sus políticas. Recientemente, una ex asistente de la gobernadora de Nueva York fue acusada de espionaje a favor de Pekín.

Irán también está en la mira por intentar «avivar la discordia» y «socavar la confianza» en el proceso electoral. El equipo de campaña de Donald Trump denunció un ciberataque en agosto, atribuido por los servicios de inteligencia a actores cercanos a Teherán. La prensa estadounidense sugiere que el FBI está investigando el caso y podría presentar cargos contra Irán por el ataque.
En resumen, Estados Unidos enfrenta una batalla multifacética contra la injerencia extranjera en sus procesos electorales. Las autoridades se mantienen vigilantes ante las crecientes amenazas de desinformación y manipulación provenientes de potencias rivales que buscan influir en la política estadounidense a nivel local y nacional.
18/09/2024