Debido a los cambios climáticos y a la creciente presión sobre los recursos hídricos, Marruecos está evaluando el uso de la desalación de agua de mar para garantizar el suministro de agua potable, industrial y turística en la región de Fès-Meknès.

El Ministerio de Equipamiento y Agua ha lanzado un estudio, con un coste de más de 1,9 millones de dirhams, para determinar la viabilidad de esta solución, buscando también interconectar los embalses y evaluar la expansión de estaciones de desalación existentes. Este estudio surge ante la creciente escasez de agua en el sistema acuífero de Fès-Meknès, que sufre de sobreexplotación debido a la agricultura y las recurrentes sequías.
En 2018, se registró un déficit de 136,9 millones de metros cúbicos anuales en esta región, lo que pone en riesgo el suministro futuro de agua. Además de las infraestructuras actuales, como el embalse Idriss I, el recurso a la desalación se contempla como una medida necesaria ante el agotamiento de las fuentes convencionales.
Con esto, el país cuenta con 15 plantas de desalación que producen 192 millones de metros cúbicos al año. Se espera que este número crezca significativamente con la construcción de nuevas plantas, como la de Casablanca, que será la mayor de África, y con la meta de alcanzar 1.980 millones de metros cúbicos anuales para 2045.
13/09/2024