Marruecos se consolida como un modelo de estabilidad y crecimiento en el Magreb, según un análisis de la experta Teresa Nogueira Pinto para Geopolitical Intelligence Services. Las reformas impulsadas por el Rey Mohammed VI en las últimas dos décadas han permitido al país sortear las turbulencias de la Primavera Árabe y fortalecer su economía. La monarquía, como eje central de la gobernanza, ha facilitado la gestión de crisis y la implementación de reformas políticas y económicas que han impulsado la paz social y la inversión extranjera.
El desarrollo económico marroquí se ha basado en políticas industriales ambiciosas, como el Plan de Aceleración Industrial, que han dinamizado sectores clave como el automóvil y la aeronáutica. Además, la diversificación de socios económicos, con una mayor apertura hacia el África subsahariana, ha impulsado proyectos de infraestructura e inversiones en sectores estratégicos.

A pesar de los avances, Marruecos enfrenta desafíos como el desempleo juvenil y la necesidad de un crecimiento más inclusivo. El Nuevo Modelo de Desarrollo, lanzado en 2021, busca abordar estas problemáticas a través de reformas estructurales, como la mejora de la competitividad, la reforma judicial y la descentralización.
Si bien el modelo marroquí ofrece un ejemplo de éxito en la región, su replicabilidad en otros países del Magreb es compleja, según Nogueira Pinto. La combinación de un liderazgo fuerte, una monarquía estable y una estrategia de reformas adaptada al contexto local son factores determinantes que no se replican fácilmente en países con transiciones políticas inciertas y desafíos económicos estructurales.
08/09/2024