
La caridad desempeña un papel crucial en fomentar el diálogo y la solidaridad mundial, aliviando los efectos de las crisis humanitarias y complementando servicios esenciales como la salud y la educación. Además, promueve la cultura y los derechos de los más marginados, manteniendo la humanidad viva incluso en tiempos de conflicto. El reconocimiento de estas contribuciones por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha llevado a designar el 5 de septiembre como el Día Internacional de la Beneficencia, en honor al aniversario del fallecimiento de la Madre Teresa de Calcuta, símbolo de la lucha contra la pobreza.
Adoptada en 2015, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas subraya la erradicación de la pobreza como el desafío global más significativo y esencial para el desarrollo sostenible. La agenda llama a una solidaridad global reforzada, enfocada especialmente en los más vulnerables y subraya el papel de diversos actores, desde microempresas hasta organizaciones filantrópicas, en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos objetivos buscan transformar nuestro mundo, promoviendo la dignidad, la prosperidad y la justicia a través de alianzas estratégicas.
Este marco global no solo celebra la filantropía, sino que también motiva a instituciones y individuos a contribuir activamente al bienestar común. La labor de figuras como la Madre Teresa de Calcuta resalta cómo el compromiso personal y la acción colectiva pueden mitigar el sufrimiento y fomentar una paz duradera, reafirmando la importancia de la solidaridad en la construcción de un futuro más justo y próspero para todos.
5/9/2024