Los romaníes, una etnia dispersa por toda Europa y con presencia en otras partes del mundo, son conocidos por su diversidad subcultural, incluyendo grupos como los Sinti, Kalé y Gitano. Aunque históricamente fueron nómadas, la mayoría ha adoptado un estilo de vida sedentario en la actualidad.

Este grupo ha sido descrito como «la comunidad marginada más poblada del mundo», enfrentando siglos de persecución. La tragedia alcanzó su punto álgido durante la Segunda Guerra Mundial cuando cientos de miles de romaníes fueron exterminados por el régimen nazi. A pesar de los años, el legado de esa época sigue siendo una herida abierta, como lo resalta Fernand de Varennes, relator especial de la ONU sobre cuestiones de las minorías, quien subraya que a 80 años del genocidio, los romaníes aún experimentan odio y discriminación en muchas facetas de la vida cotidiana.
El prejuicio contra los romaníes se extiende a múltiples áreas, desde la interacción con la policía y los sistemas judiciales hasta el acceso a vivienda, educación, empleo y servicios de salud. En algunos países, los niños romaníes figuran desproporcionadamente entre aquellos acogidos por el Estado, lo que indica un grave nivel de exclusión social y discriminación sistémica. Hay una tendencia alarmante a negar que el racismo contra los romaníes existe, minimizando las barreras que enfrentan diariamente.

Además de enfrentar estos desafíos contemporáneos, los romaníes luchan por el reconocimiento y la compensación por las atrocidades pasadas. Una exposición de la ONU titulada «Forgotten Victims» explora el genocidio nazi contra los romaníes y sinti, destacando la lucha de esta comunidad por obtener reconocimiento por su sufrimiento durante la era nazi. La exposición, organizada con el apoyo de varias instituciones, busca arrojar luz sobre este capítulo oscuro y frecuentemente ignorado de la historia.
La necesidad de una mayor inclusión social de los romaníes es reconocida internacionalmente. Un estudio del Consejo de Derechos Humanos de la ONU destaca el antigitanismo como una forma específica de racismo que impide la inclusión plena y efectiva de los romaníes en la sociedad. Esta situación resalta la importancia de iniciativas que promuevan no solo la tolerancia, sino también la integración activa y el respeto por los derechos humanos de los romaníes.
En resumen, los romaníes continúan enfrentando desafíos significativos tanto en el reconocimiento de su pasado como en su inclusión en el presente. A medida que luchan por superar los prejuicios y obtener justicia, la comunidad internacional tiene la responsabilidad de apoyar estos esfuerzos, garantizando que las futuras generaciones de romaníes vivan en un mundo donde sean valorados y respetados plenamente.
5/8/2024