El presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó este miércoles 24 que la lucha contra el hambre es una decisión política de los gobiernos. Según él, el hambre no es solo consecuencia de factores externos, sino principalmente de decisiones políticas. Actualmente, el mundo produce suficientes alimentos para erradicar el hambre, pero falta garantizar el acceso a estos alimentos.
Además, señaló que el gasto en armamento aumentó un 7% el último año, alcanzando los 2,4 billones de dólares, y que cambiar esta lógica es necesario no solo por una cuestión moral y de justicia social, sino también para el desarrollo sostenible. Estas declaraciones se hicieron en el evento de pre-lanzamiento de la fuerza de tarea para la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, celebrado en Río de Janeiro.

La iniciativa busca obtener apoyo político, recursos financieros y conocimiento técnico para implementar políticas públicas y tecnologías sociales efectivas en la erradicación del hambre y la pobreza. Algunas de las iniciativas exitosas incluyen programas nacionales enfocados en los más pobres y vulnerables, como transferencias de ingresos, alimentación escolar, registro de familias vulnerables, apoyo a la primera infancia, agricultura familiar, asistencia social, empoderamiento de mujeres e inclusión socioeconómica y productiva.
Lula enfatizó que el hambre requiere una decisión política y que no es aceptable que en pleno siglo XXI aún se deba pedir a los líderes mundiales que consideren a los pobres como seres humanos que merecen oportunidades. La alianza, propuesta por Brasil en el G20, fue aprobada en el encuentro de ministros en Río de Janeiro y está abierta a la adhesión de cualquier país interesado. El lanzamiento oficial se realizará en la Cumbre de Líderes del G20 en noviembre, también en Río de Janeiro.
La alianza se presenta como una estrategia para alcanzar la ciudadanía mediante la coordinación de todos los actores relevantes y el intercambio de políticas públicas efectivas. Lula explicó que la transferencia de conocimiento no será impuesta y que se ofrecerá un conjunto de proyectos adaptables a las realidades específicas de cada región, siendo la implementación liderada por los países receptores.
La Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza será gestionada por un secretariado en las sedes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma y en Brasilia hasta 2030, con Brasil cubriendo la mitad de los costos. Instituciones como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Africano de Desarrollo han declarado su apoyo a la iniciativa y establecerán nuevos mecanismos financieros. Lula también destacó la necesidad de reformar las instituciones de gobernanza global y de imponer una tributación más justa para los super-ricos, con el fin de abordar problemas como el hambre y la pobreza de manera más efectiva.
24/07/2024