
El gobierno de Filipinas, en colaboración con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), ha implementado un innovador programa de lectura en las cárceles que no solo fomenta la educación entre los reclusos, sino que también ofrece la posibilidad de reducir sus condenas mediante la lectura. Este programa busca aliviar el grave problema de hacinamiento en los centros de detención del país.
En la cárcel de la ciudad de Iligan, un recluso conocido como Dave pasa hasta ocho horas diarias en la biblioteca del penal. Actualmente, está inmerso en la lectura de una novela gráfica titulada «El Filibusterismo», una obra adaptada del famoso escritor filipino José Rizal. «La lectura me proporciona una distracción y me ofrece una sensación de libertad que no puedo conseguir de otra manera aquí», comentó Dave a Noticias ONU.
El programa, denominado «Magbasa Tungo sa Paglaya» o «Read Your Way Out», permite que por cada 60 horas de lectura mensual, los reclusos puedan reducir su condena en 15 días. Este sistema no solo promueve la educación y la cultura entre los internos, sino que también juega un papel crucial en la descongestión de las prisiones.
La cárcel de Iligan, diseñada para albergar a 270 personas, actualmente acoge a unos 550 reclusos, lo que subraya la urgencia de este tipo de programas. «Los libros aportan una sensación de calma y ayudan a manejar el estrés de la sobrepoblación», explicó Reiaine Sulit, un funcionario de prisiones que trabaja en la biblioteca.
El programa no solo está cambiando la vida de los reclusos individualmente, sino que también está contribuyendo a la mejora de las condiciones generales dentro de las prisiones. Según Rafael Bareto Souza, oficial de Prevención del Delito y Justicia Penal de la UNODC, «El objetivo principal es la descongestión, pero también aumenta las tasas de alfabetización y los niveles educativos, facilitando la reinserción de los presos en la sociedad».

Los libros disponibles en la biblioteca cubren una amplia gama de géneros y temas, incluyendo derecho, autoayuda, y literatura tanto en inglés como en tagalo. Además, se ha dado especial atención a las necesidades educativas y culturales de las poblaciones musulmana y cristiana.
El impacto del programa ya se siente, y hay planes para expandir estas bibliotecas a más prisiones en todo el país, con el apoyo de los gobiernos locales y un presupuesto destinado a bibliotecas públicas comunitarias. Esto marca un cambio significativo en la política penitenciaria filipina, que ahora se inclina más hacia un enfoque humano y educativo en el tratamiento de los reclusos.

17/7/2024