Hace una década, la operación Lava Jato comenzó como un caso de lavado de dinero en Brasil y terminó revelando un vasto esquema de sobornos que afectó a varios países latinoamericanos y africanos, y condujo al encarcelamiento del actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2018.
Investigadores descubrieron cuentas secretas en paraísos fiscales con millones de dólares ocultos. Altos ejecutivos de Petrobras y políticos fueron detenidos y condenados, consolidando el uso de la «delación premiada» que recuperó al menos 4.580 millones de dólares.
Lava Jato generó desilusión hacia la política, lo que favoreció la elección de Jair Bolsonaro en 2018, quien se presentó como un candidato antisistema. La operación fue desmantelada oficialmente en 2021, aunque el sentimiento antipolítico persiste.

Entre los hitos de Lava Jato están 399 delaciones premiadas, 43 acuerdos de indulgencia y más de 133 acusados. La constructora Odebrecht, operando en múltiples países, pagó 183 millones de dólares en sobornos, afectando a altos mandatarios en América Latina y África.
El escándalo llevó al suicidio del expresidente de Perú, Alan García, y a la muerte de testigos clave. Actualmente, la «delación premiada» está en entredicho, con propuestas legislativas que buscan prohibirla y criminalizar la divulgación de sus contenidos.
Las condenas de Lula, basadas en delaciones, fueron anuladas en 2021, mientras que el exjuez Sérgio Moro y el exfiscal Deltan Dallagnol, antes héroes, enfrentan cuestionamientos y procesos judiciales. Dallagnol fue destituido de su cargo como diputado por uso indebido de fondos públicos.
Lava Jato dejó una profunda huella en la política brasileña, pero su legado está bajo escrutinio. En junio de 2023, se abrió un proceso disciplinario contra jueces involucrados en la operación, marcando el fin de una era que sacudió al país.
11/07/2024