En el este de Afganistán, en la pequeña comunidad de Samarkhel, mujeres con discapacidad visual están encontrando una nueva esperanza y la oportunidad de transformar sus vidas. A través de un programa especializado ofrecido por ACNUR y su socio WADAN, estas mujeres están adquiriendo no solo habilidades prácticas sino también la confianza necesaria para integrarse activamente en la sociedad.
En el entorno desafiante de Nangahar, muchas mujeres invidentes han vivido marginadas, privadas de educación y oportunidades laborales. Sin embargo, en un aula improvisada, se están reuniendo para cambiar esta narrativa. Aquí, aprenden a leer en braille, manejar tareas domésticas y moverse de manera independiente usando bastones guía.
Transformación a través de la Educación y el Apoyo
Arezo, de 22 años, es una de las participantes que ha visto su vida cambiar radicalmente gracias al programa. A pesar de los desafíos impuestos por su discapacidad, ahora está equipada con habilidades que le permiten contribuir a su hogar y aspirar a una mayor independencia. «Me he enfrentado a muchos retos por ser ciega», menciona Arezo. «Ahora, por fin, estoy al día con mis estudios y habilidades, algo que antes me parecía inalcanzable».
El éxito de estas iniciativas ha sido tan impactante que el programa se está expandiendo para incluir a 200 mujeres adicionales, con la esperanza de extenderlo eventualmente a hombres y niños con discapacidades visuales.
Más Allá de las Habilidades Prácticas
Además de las habilidades prácticas, el programa también ofrece apoyo psicosocial y sesiones sobre violencia de género, preparando a las mujeres para enfrentar y superar el estigma y la hostilidad que a menudo encuentran. «Hemos aprendido técnicas esenciales para una interacción efectiva, como comunicarnos adecuadamente y transmitir información con precisión», explica Arezo, quien también ha tenido la oportunidad de escribir parte del Corán en braille, haciendo accesibles textos religiosos importantes para personas con discapacidades visuales.
Historias de Superación y Esperanza
La historia de Helai, otra participante, resalta la transformadora influencia del programa. Después de perder la vista a los 14 años, Helai enfrentó años de aislamiento y desesperanza. Ahora, gracias al apoyo y las habilidades adquiridas, ella puede manejar su vida de manera independiente. «Antes, no podía hacer nada por mí misma; ahora puedo hacer mis propias tareas e ir a cualquier lugar sin ayuda», comparte Helai.
Amina, de 20 años, comparte un sentimiento similar de renovación y esperanza. Antes del programa, se sentía inferior y limitada por su incapacidad para leer o escribir. Hoy, está aprendiendo braille con el objetivo de convertirse en instructora, ayudando a otros a superar las barreras que una vez la restringieron. «Ahora que sé braille, puedo imaginar un futuro mejor», dice Amina con optimismo.
Este programa no solo está cambiando la vida de individuos; está remodelando la percepción de lo que es posible para las personas con discapacidades visuales en Afganistán. Con cada mujer que se empodera, se fortalece la comunidad entera, abriendo puertas a futuras generaciones que ahora ven un horizonte lleno de posibilidades y esperanza.
6/7/2024