En el año con más elecciones registradas en la historia, solo 26 países son liderados por mujeres, evidenciando una marcada exclusión de los puestos de poder político más altos. En América Latina y el Caribe, cinco países cuentan con jefas de Estado, entre ellos Barbados, Dominica, Honduras, Perú y Trinidad y Tobago, pero solo Honduras y Perú son naciones hispanohablantes. A nivel mundial, la situación no es mucho más alentadora, ya que 113 países nunca han tenido una mujer al frente del Estado o del gobierno.

Según datos proporcionados por ONU Mujeres, solo el 23% de los cargos ministeriales a nivel global están ocupados por mujeres, y en 141 países las mujeres representan menos de un tercio del total de ministros. Además, siete países no cuentan con ninguna mujer en sus gabinetes gubernamentales. Las mujeres suelen liderar ministerios tradicionalmente asociados con roles de género, como los dedicados a la mujer, la igualdad, la familia, la infancia, los asuntos sociales y las minorías o pueblos indígenas, mientras que áreas como economía, defensa, justicia y asuntos internos siguen dominadas por hombres.
En el contexto de América Latina y el Caribe, además de las jefas de Estado, solo dos países, Barbados y Honduras, tienen mujeres como jefas de Gobierno. Tras las elecciones en México el pasado 2 de junio, se espera que Claudia Sheinbaum asuma la presidencia en octubre de 2024, marcando un hito importante para la representación femenina en la región. A pesar de estos avances, la región aún enfrenta desafíos significativos, como lo demuestra el hecho de que solo el 31.5% de los cargos ministeriales están ocupados por mujeres, aunque esta cifra es 8.5 puntos porcentuales superior a la media mundial.
La disparidad de género es igualmente evidente en la diplomacia internacional. En las Misiones Permanentes ante la ONU, la representación femenina es baja, con mujeres ocupando solo el 25% de los puestos de representantes permanentes en Nueva York, el 35% en Ginebra y el 33.5% en Viena. Estos datos subrayan la persistente desigualdad de género en el ámbito internacional.
La violencia contra las mujeres en política es otro grave problema que afecta su participación efectiva. Este tipo de violencia no solo viola los derechos humanos fundamentales de las mujeres, sino que también crea un entorno hostil que disuade a muchas de entrar en política o de expresar libremente sus opiniones, minando su capacidad de contribuir plenamente a la sociedad. La ONU ha destacado la importancia de adoptar medidas para aumentar la participación de las mujeres en los procesos políticos y de paz como vital para alcanzar la igualdad de facto y combatir la discriminación arraigada.
En conclusión, aunque se han logrado algunos avances en la representación femenina en la política y la diplomacia, aún queda mucho camino por recorrer para alcanzar una verdadera igualdad de género en estos ámbitos críticos.
24/6/2024









