La justicia belga ha decidido no continuar con la investigación sobre la trama marroquí en el escándalo conocido como «Qatargate», que implica alegaciones de sobornos por parte de Catar, Marruecos y Mauritania para influir en el Parlamento Europeo. Según informes de ‘Le Soir’, Bélgica ha optado por ceder a la justicia marroquí la iniciativa para enjuiciar a los dos ciudadanos marroquíes sospechosos de estar implicados en el escándalo.
Detalles del caso:
Los implicados son Abderrahim Atmoun, actual embajador de Marruecos en Polonia, y Mohammed Belharache, funcionario de los servicios de inteligencia de Marruecos (DGED). Están acusados de recompensar a eurodiputados para que trabajasen en secreto a favor de Marruecos dentro del Parlamento Europeo. Un tribunal de primera instancia en Bruselas emitió un auto el pasado 12 de abril, remitiendo los presuntos delitos de corrupción, blanqueo de capitales y participación en una organización criminal a la justicia marroquí.
Contexto diplomático:
La decisión de archivar la trama marroquí coincide con un acercamiento diplomático entre Bélgica y Marruecos, destacado por la reciente visita a Rabat del primer ministro belga, Alexander De Croo, y otros cuatro ministros. Durante la visita, se acordó la expulsión de unos 700 ciudadanos marroquíes detenidos en Bélgica sin derecho a residencia y la apertura de una oficina del servicio de inteligencia belga en Rabat.
Declaraciones oficiales:
Un portavoz del Ministerio de Justicia belga insistió en que estos acuerdos no están relacionados con el archivo del caso y reafirmó el principio de separación de poderes en Bélgica.
Implicaciones legales y diplomáticas:
Si se confirman los cargos contra Atmoun y Belharache, solo podrán ser procesados en Marruecos, dado que Bélgica ha renunciado de facto a continuar con esa parte de la investigación. Además, se destacó que Marruecos no extradita a sus ciudadanos y que el embajador Atmoun goza de inmunidad diplomática, lo cual habría complicado cualquier procedimiento en Bélgica.
Relevancia global:
Este caso subraya la complejidad de los escándalos de corrupción transnacional y las delicadas negociaciones diplomáticas que pueden influir en las decisiones judiciales, planteando preguntas sobre la efectividad de la justicia y la integridad de los procesos internacionales.
15/6/2024