Con la aproximación de las elecciones presidenciales anticipadas en Irán, previstas para el 28 de junio, la arena política del país se encuentra en un estado de efervescencia notable, según fuentes cercanas al diario El Obrero. La reciente inscripción de cerca de 80 candidatos ha vuelto a colocar a algunos de los más destacados políticos iraníes bajo el escrutinio del Consejo de los Guardianes, un órgano con la potestad de aprobar o vetar candidaturas.
Entre los candidatos destacan figuras de larga trayectoria en la política iraní, tales como el presidente del Parlamento, Mohamad Baqer Qalibaf; el expresidente Mahmud Ahmadineyad, conocido por su gestión controvertida y su popularidad en las clases más populares; y Saeed Jalili, conocido por su dura postura como exjefe negociador nuclear. Además, figuras como Ali Larijani, quien ha servido tanto en posiciones conservadoras como moderadas, y Eshaq Jahangiri, exvicepresidente durante la administración de Hasan Rohani, también están en la carrera, representando al sector reformista.
Las elecciones vienen precedidas por el trágico accidente en el que falleció el ultraconservador presidente Ebrahim Raisí, evento que precipitó la convocatoria a elecciones anticipadas. Este suceso ha sumido al país en un periodo de incertidumbre política, exacerbada por el descontento generalizado respecto a la situación económica y la represión social, particularmente las recientes medidas enérgicas sobre el uso obligatorio del velo por las mujeres.
El papel del Consejo de los Guardianes es particularmente significativo en este contexto. Este organismo ha sido objeto de críticas en el pasado por descalificar a candidatos reformistas y moderados, favoreciendo así a los conservadores. Las decisiones que tome sobre las candidaturas actuales podrían inclinar la balanza en favor de un bloque político u otro, influenciando no solo el futuro inmediato de Irán, sino también sus relaciones internacionales, especialmente en lo que respecta a su política nuclear y sus interacciones con países como Israel.
En las últimas elecciones parlamentarias de marzo, Irán experimentó la tasa de participación más baja en los 45 años de historia de la República Islámica, con solo un 41% del electorado acudiendo a las urnas, un reflejo claro del creciente descontento y desilusión con el sistema político vigente. En respuesta, el líder supremo Ali Jameneí ha hecho un llamado a una alta participación en las próximas elecciones, instando a los ciudadanos a elegir a un líder que represente fielmente los principios de la Revolución Islámica de 1979.
A medida que se acerca la fecha de las elecciones, los ojos del mundo están puestos en Irán, esperando ver cómo se desarrollará esta crucial contienda electoral en un país marcado por profundas divisiones ideológicas y sociales.
4/6/2024