Varios movimientos independentistas están en campaña a medida que se acercan las elecciones generales del 29 de mayo, mientras el gobierno provincial aboga por más poder.
«Es ahora o nunca», dice el cartel en afrikáans, sostenido por una militante del Referendum Party. Sus miembros se han posicionado al borde de la autopista que atraviesa el barrio residencial de Plumstead en el sur de Ciudad del Cabo. Los voluntarios reciben algunos bocinazos en señal de apoyo, pero ningún coche se detiene. «Depende de las zonas, pero definitivamente recibo mucho más apoyo en las redes sociales», comenta Robert King, joven cabeza de lista del Referendum Party, recoge Le Monde Afrique.
Con apenas 20 años, este joven oriundo de la ciudad vitivinícola de Riebeek-Kasteel, al norte de Ciudad del Cabo, quiere cerrar su hermosa provincia detrás de fronteras que protegerían su soberanía, «la única solución para asegurar la supervivencia y prosperidad del Cabo Occidental» según él. Robert King siente que el país se está desmoronando y se niega a hundirse con él. «Sudáfrica se dirige directamente hacia el estado de descomposición. Está la crisis eléctrica, la crisis del crimen, uno de los índices de desempleo más altos del mundo… Esto terminará causando problemas reales, especialmente si tienes una clase política populista y oportunista que exacerba las tensiones para crear violencia y caos», anticipa entre realidad y distopía.

Cuidado con quien intente acorralar a Robert King probando los límites de este proyecto descabellado. Los defensores de la independencia del Cabo – tres partidos políticos y una organización – tienen respuesta para todo. La Constitución sudafricana y las leyes internacionales estarían de su lado. El pequeño tamaño del país no sería una desventaja, en comparación con el nivel de vida de los suizos, de Luxemburgo o de Mónaco. Y no, los independentistas no quieren recrear un segundo Orania, nombre de esa comuna reservada para los afrikáners blancos en el centro del país.
«Queremos la independencia del Cabo Occidental para todos los que viven dentro, esto no tiene nada que ver con la raza», se defiende Des Palm, fundador de la ONG CapeXit, que reclama 840,000 miembros. Dicho de esta manera, la población negra representaría el 39% de los habitantes del nuevo país mientras que el 82% de los sudafricanos son negros a nivel nacional. El enclave del Cabo sería «no racial», lo que en Sudáfrica significa principalmente el abandono de los programas de discriminación positiva que benefician a la población negra.
Las motivaciones de estos independentistas ciertamente tienen motivo de preocupación para sus detractores. «Es obvio que esta idea de independencia tiene como objetivo separarse de la mayoría negra, para que puedan crear una patria donde podrían vivir felices sin tener que gastar dinero en la mayoría de los habitantes de este país», se burla Wessel Visser, profesor de historia en la universidad de Stellenbosch.
23/5/2024