La campaña electoral para las elecciones catalanas del 12 de mayo inicia oficialmente bajo un contexto de intrigas y ausencias notables. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, se ha apartado de la campaña en apoyo de Salvador Illa del PSC, decidiendo cancelar su participación en un evento en Sabadell para reflexionar sobre su futuro político tras una denuncia contra su esposa, Begoña Gómez. Esta decisión sin duda marca un tono sombrío para los socialistas al inicio de la campaña.
Mientras tanto, Carles Puigdemont, aún en el exilio y alejado de la justicia española, opta por intensificar su campaña desde Argelès-sur-Mer en el sur de Francia, manteniendo su influencia en la política catalana a distancia. Su presencia y actividad continúan siendo un factor crucial para su partido, Junts.

Otros partidos como ERC, con figuras como Pere Aragonès y Oriol Junqueras, y conexiones con Marta Rovira en Suiza, también han planificado concentraciones en Barcelona, destacando la continua influencia de los líderes independentistas en la política regional.
En contraste, partidos como Vox y Ciudadanos preparan sus campañas con actividades tradicionales como la pegada de carteles, eligiendo lugares emblemáticos como el Parlamento catalán y la sede de Ciudadanos respectivamente.
Los comunes y la CUP, con sus respectivas actividades en Tarragona y Barcelona, reflejan la diversidad de estrategias y enfoques dentro del espectro político catalán. El PP, con Alejandro Fernández, también busca fortalecer su posición en Castelldefels, apoyado por figuras nacionales del partido.
En este entorno de estrategias diversas y situaciones personales complicadas, la campaña catalana se presenta como un mosaico de tácticas electorales y desafíos personales, donde cada partido y líder enfrenta sus propios retos en busca de apoyo electoral.
25/4/2024