Los cinco países mediterráneos que constituyen la frontera sur de Europa, Italia, Grecia, Chipre, Malta y España, reunidos en la séptima cumbre del grupo Med-5 celebrada este sábado en Las Palmas de Gran Canaria, han instado a la Unión Europea a reformular sus políticas migratorias. Actualmente calificadas de «reactivas», estas políticas deberían incluir mayores esfuerzos en la prevención de flujos migratorios en origen y facilitar las devoluciones.
Durante el encuentro, que por primera vez tuvo lugar fuera del arco mediterráneo, los ministros abordaron la necesidad urgente de adoptar medidas concretas, inmediatas y eficaces contra la situación en la Franja de Gaza, así como contra la ocupación y el apartheid en Palestina. Este encuentro también sirvió para reafirmar el apoyo a las Islas Canarias en su continuo desafío frente a la crisis migratoria, destacando la solidaridad mostrada en tiempos de gran dificultad.

Según Fernando Grande Marlaska, ministro español del Interior, es crucial que la Comisión Europea se enfoque más en la prevención de los flujos migratorios, liberando más fondos para la cooperación en los países de origen y ampliando acuerdos como los ya existentes entre la UE y países como Túnez y Mauritania, España con Senegal, o Italia con Libia. «Sólo a través de la cooperación en seguridad y desarrollo con los países africanos podremos reducir los flujos y evitar que miles de personas arriesguen sus vidas en manos de mafias», afirmó Dimitris Kairidis, ministro de Migraciones de Grecia.
Además, el encuentro se ha hecho eco de la aprobación del Pacto Migratorio de la UE tras años de negociaciones, que aunque no cumple completamente las expectativas de estos países, es visto como un paso en la dirección correcta. El pacto incluye un mecanismo de solidaridad obligatoria, que implica cuotas de acogida o contribuciones económicas, y busca un reparto más justo de recursos conforme a los niveles de presión migratoria que cada país sostiene.
En respuesta a las preocupaciones sobre el mecanismo compensatorio del pacto, que permite a los países pagar una cuota en lugar de aceptar refugiados, Grande Marlaska aclaró que este no debería interpretarse como «pagar para no acoger», sino como una contribución a la política migratoria común. Además, enfatizó la necesidad de una mayor cooperación con los países de origen para facilitar retornos forzosos o voluntarios, clave para un sistema de migración y asilo efectivo y creíble.
20/4/2024