La Misión Permanente de Marruecos en Ginebra declaró el viernes que Marruecos siendo un país de apertura desea tender puentes entre las culturas y las religiones, en cumplimiento de la identidad multicultural del Reino, tal y como se refleja en las disposiciones de la Constitución.

Durante una mesa redonda sobre la lucha contra el odio religioso que constituye incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia en la 55ª sesión del Consejo de Derechos Humanos que preside Marruecos, la delegación marroquí dijo que la visita del Papa Francisco a Marruecos en 2019 re fleja estrechamente el enfoque de Marruecos sobre el diálogo interreligioso, recordando el lanzamiento del «Llamamiento de Jerusalén» por el Rey Mohammed VI y el Papa Francisco que tiene como objetivo preservar y promover el carácter multirreligioso, la dimensión espiritual y la identidad especial de la Ciudad Santa de Jerusalén como símbolo de coexistencia y patrimonio cultural compartido.
Asimismo, se destacó que el islam, en su esencia, es una religión de apertura, moderación, tolerancia y diálogo entre culturas y civilizaciones, y no puede ser una fuente odio.
El Reino de Marruecos acogió con satisfacción la celebración de este debate sobre la lucha contra el odio religioso, ya que permite tomar el pulso a un contexto caracterizado por la proliferación de discursos de odio y actos de violencia por motivos religiosos.
La delegación recordó la resolución sobre la «Eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación basadas en la religión o las creencias», propuesta por el Reino y adoptada por unanimidad en julio de 2023, que exigió el respeto de las religiones y creencias como un derecho internacional inalienable.
En este contexto, se reiteró la profunda convicción de que la libertad de religión y la libertad de expresión no son contradictorias, sino esencialmente sinónimas, subrayando que el Plan de Rabat es una herramienta importante para luchar contra la incitación al odio.