Desde que la mayoría de los países africanos obtuvieron su «independencia» a mediados del siglo pasado, los regímenes que heredaron el gobierno y otros que mantuvieron su posición en el trono han trabajado para extender su control y construir un estado de instituciones, y no de individuos, progresando gradualmente hasta hasta convertirse en un modelo de transición democrática y de mejoras en el ámbito de los derechos humanos. Entre estos países se encuentra Sudáfrica, única con su sistema político y administrativo, rica en recursos naturales y con una sólida economía.
Así pues, en relación con este último país, cabe mencionar que con tres capitales, Pretoria (capital administrativa), Bloemfontein (capital judicial) y Ciudad del Cabo (capital legislativa), ha experimentado, recientemente, una crisis racial que resolvió cortando los lazos con un pasado doloroso. A este respecto, puntualizo mencionando que Sudáfrica alberga a la tribu zulú en el centro de su mapa geográfico, donde aún prevalecen sus costumbres, tradiciones y lengua local. Sin embargo, la lengua oficial del país es similar, según creo, a la que hablan las personas que pasan cada día por el Westminster.
Se trata del país que defendió los derechos de las minorías y las etnias, que abogó por los principios democráticos y se opuso a los regímenes totalitarios. En contraposición, recibió al líder de China y a otros en la cumbre de los BRICS, mientras que, al mismo tiempo, Putin estaba expuesto a posibles acciones legales si llegaba a presentarse personalmente al evento. Desde luego, no ha podido proteger a su aliado más fuerte en la construcción del proyecto BRICS, y tampoco ha logrado la admisión de su mayor socio africano, Argelia, en el mismo proyecto.
Con todo esto, aquí está hoy recibiendo a Staffan de Mistura, en el marco de los esfuerzos internacionales, para encontrar una solución a la cuestión del Sáhara.
En esta línea, cabe recordar que Sudáfrica también tiene un desierto, como el de Kalahari, habitado por las tribus «bosquimanos” con un estilo de vida primitivo, y que está amenazado de extinción, en una tierra rica en diamantes, cobre, uranio y níquel.
Por tanto, ¿ha logrado la República de Sudáfrica comprender la historia del conflicto del Sáhara?, ¿sabe algo de sus gentes, valles y montañas, así como del papel del régimen de Gadafi en el inicio del conflicto y de Abu Madin después de hacerse cargo del mismo?
Los actores de esta cuestión regional son conocidos por sus nombres y la reciente posición de la comunidad internacional es clara con respecto al conflicto, el cual se acerca a su quincuagésimo aniversario. Así pues, los avances realizados por Marruecos como actor principal en este tema han perturbado a algunos de sus vecinos, tanto cercanos como lejanos.
En este sentido, destacan los progresos en la flexibilidad del discurso oficial marroquí sobre las iniciativas políticas, enmarcadas en el proyecto de autonomía propuesto en 2007; los elogios a este último por parte de bloques regionales y grandes potencias; el trabajo diplomático de apertura del Reino hacia países africanos y árabes mediante el establecimiento de consulados en El Aiún y Dajla; y las inversiones soberanas en las ciudades de la región, atrayendo más capital privado con vistas a garantizar la estabilidad y la seguridad de la población autóctona, tanto a medio como a largo plazo.
Todas estas iniciativas constituyen un salto cualitativo que permite al Reino de Marruecos superar la etapa posterior a los años setenta del siglo pasado, y avanzar en el ámbito de los derechos humanos; factores que se han visto reflejados en la obtención de la mayoría de los 30 votos que logró el embajador Omar Zniber, Representante Permanente de Marruecos ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra. Cabe indicar que se trataba de unas elecciones que se desarrollaron de manera privada, con la participación de todos los miembros del Consejo (47 miembros).
Por otra parte, dado que el discurso de la paz se ha convertido en una preocupación para muchos de los que frecuentan el club de la violencia y las guerras, Marruecos ha presentado sus credenciales como escenario internacional para debatir temas y aspectos relacionados con la paz y la seguridad. El país extendió la mano para ello, haciendo un llamamiento a la comunidad africana e internacional de utilizar la sabiduría y el conocimiento como medio para resolver todos los temas pendientes, especialmente los vinculados con la cuestión del Sáhara, los de África subsahariana y los de la región del Magreb.
A este respecto, cabe señalar que el movimiento Saharauis por la Paz, de reciente creación, ha prometido que su arma es la paz y su mecanismo es el diálogo, pues su objetivo es encontrar una solución segura para el regreso de los sahraouis, al este del muro, a su tierra natal, así como proporcionar las condiciones de la vida digna que reclaman todos los convenios internacionales.
Teniendo en cuenta lo anterior, ¿qué impidió que el enviado de la ONU, Staffan de Mistura, dirigiera su mirada hacia lo que se ha logrado en el territorio en cuestión y despegara hacia Sudáfrica? Lo más apropiado era que viajara a Argelia, ya que está más cerca geográficamente del área en conflicto, y, además, es menos costoso. Es ahí donde se encuentra la gran barrera para el diálogo y el mayor obstáculo para cualquier voz libre de los saharauis. Se supone que De Mistura debe seguir los pasos de Estados Unidos, cuyo enviado no se desplazó a Pretoria, pues su enfoque estaba dirigido a las partes directamente involucradas en el conflicto.
A todo esto, ¿cuáles son las implicaciones del comportamiento del enviado de la ONU sobre la cuestión del Sáhara en el proceso de encontrar una solución real, pacífica y aceptable?
Bakkada Mohamed Fadel – Presidente del Centro de Estudios Políticos y Estratégicos del Movimiento Saharaui por la Paz.
05-02-2024