Los residentes en Ceuta que quedaron varados tras el cierre de la frontera en marzo de 2020 enfrentan desafíos significativos.
Entre 400 y 500 marroquíes, sin contratos o con pasaportes caducados, sufren las consecuencias de la reapertura con la imposición del visado, dejándolos en una situación precaria.
A pesar de la reapertura, muchos no pueden regresar a sus trabajos y familias debido a las restricciones del visado, sumergiéndolos en una separación forzosa.

La falta de cambios en las políticas de entrada agrava su situación, convirtiéndolos en blancos de mafias que explotan su desesperación. Algunos han perdido ahorros confiando en falsas promesas de regularización.
Las tragedias, como la muerte de Ismail El Mghari y Abdelilah, lejos de su familia, destacan las dificultades que enfrentan estos residentes atrapados en una situación sin visos de solución.
La aplicación inflexible del visado genera incertidumbre y vulnerabilidad, mientras que las esperanzas de cambios chocan con la realidad, generando preocupación y buscando alternativas a través de organizaciones como Ceuta Ya! y movimientos sociales.
15/01/2024