
El Gobierno español ha negado esta semana toda responsabilidad por la muerte de unos 23 migrantes que intentaron cruzar, en junio pasado, la frontera entre Marruecos y Melilla. Ayer miércoles, el Ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska, recordó a los eurodiputados que las más de 1.700 personas que intentaron entrar en Melilla lo hicieron por la fuerza y la violencia. «Utilizaron palos y piedras para atacar a las fuerzas marroquíes y españolas», declaró.
El Ministro español insistió en que no se había producido ninguna muerte en suelo español, señalando que el Fiscal General de España había llegado a la misma conclusión tras una investigación de nueve meses. «Se trata de una tragedia que nunca debería haber ocurrido», declaró, señalando que 134 personas han logrado cruzar y solicitar asilo.
Grande-Marlaska destacó también la «cooperación absoluta» de su departamento con las dos investigaciones oficiales iniciadas, una por el Defensor del Pueblo, archivada el 1 de marzo, y otra por la Fiscalía General del Estado, concluida el 22 de diciembre, y cuyas conclusiones leyó a los eurodiputados.
Por otra parte, el Ministro pidió a los eurodiputados una «mayor implicación» en la política migratoria para aportar «una respuesta verdaderamente europea a un desafío complejo y multiforme, que pertenece a todos, no sólo a los países del sur». «Pido que juntos podamos dar una respuesta a los miles de seres humanos que miran hacia nuestra Unión en busca de un futuro digno. Estamos hablando de seres humanos, cuyos sueños no merecen morir en discursos vacíos», subrayó Grande-Marlaska.
El responsable defendió también «los efectos positivos» de la migración legal contra una inmigración «irregular, incontrolada y precaria», que, según él, es sinónimo «de los peores crímenes que pueden cometerse contra los derechos de las personas y la trata de seres humanos».
23-03-2023