
El caso de Amira Bouraoui, la opositora argelina, titular de pasaporte francés, cuya deportación a Argel fue impedida por Francia el pasado 6 de febrero cuando acababa de refugiarse en Túnez, está dando un giro legal. El domingo 19 de febrero, su primo, el taxista que llevó a la activista a Túnez, un suboficial de la policía fronteriza y el periodista Mustafa Bendjama, conocido de Bouraoui, recibieron una orden de arresto. La madre de la activista se encuentra, en tanto, bajo control judicial.
Todas estas personas están procesadas, según el auto de acusación levantado en Annaba (ciudad de donde es originaria la familia de Bouraoui y desde donde partió hacia Túnez), por «asociación de delincuentes con el fin de ejecutar el delito de inmigración ilegal en el marco de una organización criminal».
La justicia argelina los acusa de haber ayudado a Amira Bouraoui a huir del país. Desde su regreso a Francia, las autoridades argelinas han estado tratando de entender cómo pudo cruzar la frontera a pesar de que está sujeta a la prohibición de salir del territorio.
Argel llegó a «protestar enérgicamente contra la exfiltración clandestina e ilegal de un ciudadana argelina». Este caso motivó la llamada del embajador de Argelia en Francia «para consultas». Un funcionario de la agencia oficial (APS) fustigó a «los espías franceses» de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE) que «buscan una ruptura definitiva con Argelia». “Todo esto de la DGSE no cuadra. A menos que acuse a mi madre de ser miembro», señala amargamente Amira Bouraoui a la prensa francesa.
«Las autoridades se desprestigiaron al llamar al embajador argelino a cambio de nada. Han perdido prestigio internacionalmente y toda esta propaganda tiene solo un propósito interno. No soy ni el primero ni el último opositor en salir de este país», agrega.
Como ha recordado repetidamente, Baraoui, de 46 años, salió de Argelia cruzando el puesto fronterizo de Oum Teboul en un taxi compartido utilizando el pasaporte de su madre de 71 años. “Hacía mucho frío ese día, estaba abrigada. No sabrías decir si yo fuera una anciana, añade. Mi madre tiene que presentarse en la corte cada quince días en espera de la investigación. No sé lo que quieren decir con instrucción. Esto es ser madre de un activista en dictadura”, agrega Bouraoui, que también afirma que nunca antes conoció al taxista o que reveló su identidad. Y sobre el periodista, «no me encontré con Mustafa Bendjama y no hablé con él en mi camino a Túnez», concluye la misma fuente.
21-02-2023