
Bajo el reinado del Rey Mohammed VI, Marruecos ha acumulado una serie de éxitos, en particular a nivel político, económico, cultural y diplomático. Marruecos muestra su voluntad política de convertirse en una potencia regional, dado su contexto mediterráneo, atlántico, africano y arabo-musulmán y los avances logrados en las dos últimas décadas. El esfuerzo realizado y los activos de los que dispone han contribuido a su transformación en una potencia geopolítica y económica, especialmente en el continente africano.
En efecto, la economía marroquí se está convirtiendo en una economía emergente gracias a su potencial y a la coordinación de las energías de todos sus componentes, apoyada en el establecimiento de las bases de un nuevo modelo de desarrollo multidimensional (NMD), basado en la consolidación de la democracia, el fortalecimiento económico y desarrollo humano.
Sin embargo, el NMD propone un nuevo marco de desarrollo que pretende superar las debilidades provocadas por los cambios que han marcado las décadas y los nuevos desafíos que han derivado. Definió los principales ejes de transformación para lograr un progreso sostenido a nivel económico, humano, social y territorial al 2035.
A decir verdad, Marruecos ha mostrado su voluntad de convertirse en una potencia regional en 2035, a través de su NMD presentando su visión de desarrollo que pretende diversificar la economía marroquí y asegurar su transformación estructural en una economía productiva, creadora de riqueza y de puestos de trabajo, la mejora de competitividad, así como la orientación de la inversión nacional y extranjera.
Este NMD expresa la ambición de un Marruecos próspero e inclusivo, rico en habilidades, y un Marruecos con proyección de futuro en tecnología digital, investigación científica, industria y energías renovables.
A través de este NMD, Marruecos pretende abordar los factores intrínsecos que deberían ser los factores de éxito para ser una potencia regional, centrándose en sus logros sociales, económicos y humanos y de desarrollo sostenible.
Más aún, la posición geográfica de Marruecos, su patrimonio cultural, sus valores religiosos están en armonía con los nobles valores humanos y los derechos humanos. Además de los vínculos fuertes y seculares entre la Monarquía y el Pueblo, son factores que abren el camino para que Marruecos emprenda muchas iniciativas y acciones destinadas a promover la cooperación con los países africanos y elevarla al nivel de una verdadera asociación al servicio del progreso del Continente y del desarrollo económico y humano, mediante el fortalecimiento de sus relaciones culturales, políticas y económicas con estos países.
Desde entonces, las relaciones Marruecos-África han adquirido una nueva dimensión al formar parte de una visión a largo plazo basada en las virtudes de la cooperación Sur-Sur en el marco del establecimiento de relaciones económicas justas, equitativas y equilibradas.
Además, los activos con los que cuenta Marruecos le permiten transformarse en una potencia geopolítica y económica sur-sur, logrando así los objetivos marcados a través del NMD, para situarse entre los países desarrollados en el horizonte 2035.
Por: Khalid Cherkaoui Semmouni – Director del Centro de Estudios Políticos y Estratégicos de Rabat
14-02-2023