
Los trabajos de la 31ª sesión ordinaria de la cumbre árabe en Argelia finalizaron en la tarde del miércoles 02 de noviembre, después de varias horas de debate sobre diversos temas regionales e internacionales. La cumbre fue sancionada por la «Declaración de Argel«, que enumeró todos los puntos discutidos y en los que los participantes acordaron, después de varias disputas.
Las diferencias surgieron, otra vez más en este tipo de cumbres árabes, desde los primeros momentos, durante la reunión preparatoria a escala de ministros de asuntos exteriores. En efecto, Argelia, se « opuso a cualquier condena a Irán por su injerencia en los asuntos de los Estados árabes ».
La «Declaración de Argel» evitó ser explícita sobre el tema del apoyo armado de « Irán a las milicias separatistas en los países árabes ». Expresó su “rechazo a la injerencia extranjera en todas sus formas en los asuntos internos de los países árabes”. Ni más ni menos.
Aun así, la Liga Árabe insistió sobre este tema. Hablando en la apertura de la 31ª sesión de la cumbre árabe, Ahmed Abou al Gheit, Secretario General de la Liga Árabe, pidió «fortalecer las sociedades árabes y fortalecer su resiliencia frente a los impactos inminentes».
Esta reflexión, únicamente puede concretarse en un «marco colectivo y un enfoque de complementariedad», insistió, observando que la eficacia de la acción árabe depende de la movilización de las capacidades árabes, importantes y diversificadas, de manera correcta y científica.
Además, el Secretario General de la Liga Árabe señaló que la situación mundial agudiza aún más los problemas de los países árabes, algunos de los cuales viven en situaciones que amenazan no solo su seguridad y estabilidad, sino su propia existencia.
Delante de las delegaciones, y en presencia del presidente argelino Abdelmadjid Tebboune, Abou al Gheit afirmó que: “El estado nacional, soberano e independiente está bajo un feroz ataque en algunas áreas de la región por parte del terrorismo, las milicias y los grupos armados, así como por partes no árabes (en alusión a Irán -ndlr)”.
Sostuvo que ya no es aceptable confiar la gestión de las crisis árabes a la comunidad internacional, ya preocupada por otros asuntos urgentes, señalando que «la voluntad árabe es capaz de intervenir eficazmente para resolver sus crisis, a condición de juntar sus fuerzas».
Pero al parecer, este mensaje de unir fuerzas, no ha tenido tanta repercusión a lo largo de la Cumbre, ya que la tensión entre Marruecos y Argelia fue palpable en todo momento. Observadores consideraron que no se ha podido subsanar y relajar el ambiente entre los dos países norteafricanos, que hace perder el apoyo para la construcción del Gran Magreb Árabe.
En esta misma línea, el Canciller marroquí, Nasser Bourita, planteó, en una entrevista con «Sky News Arabia», otra cuestión: «la ruptura unilateral de las relaciones diplomáticas entre los dos países vecinos», subrayando que hasta ahora Marruecos nunca ha activado el principio de reciprocidad.
“Marruecos no ha roto relaciones diplomáticas con Argelia. Fue este último el que le puso fin unilateralmente, al igual que cerró sus fronteras terrestres y luego aéreas con el Reino», subrayó Bourita.
Sobre las otras diferencias con Argelia, Bourita, esta avez en una entrevista con « The Independent Arabia », explicó que : “Desafortunadamente, las relaciones argelino-marroquíes son tensas, y los participantes en la cumbre vieron solo una parte de esta tensión, ya que no hay relaciones diplomáticas, ni espacio aéreo abierto entre los dos países (…) creemos que un diálogo amplio y serio puede resolver dichos problemas”.
Pero como en todas las ocasiones anteriores, las cumbres árabes quedan sin efecto, diríamos nulo. Así, Argelia perdió la oportunidad de volver al frente de la escena diplomática de la que estuvo ausente desde el Ictus del difunto Abdelaziz Bouteflika en 2013, aumentando su aislamiento internacional y árabe.
por: Soufiane Ben Lazaar / Redactor Jefe
05-11-2022