
Nueva víctima del acceso al territorio francés. Esta vez, una mujer marroquí de 80 años, a pesar de tener un visado en vigor. La Dra. Hennou Allali Maamar fue rechazada en el aeropuerto de Montpellier porque no tenía un certificado de alojamiento. Su hijo, Younes Maamar, escribió al presidente Macron.
Younes Maamar, exjefe de la Oficina Nacional de Electricidad (ONE) y actual inversionista en el rubro energético está muy enfadado.
Se trata de una historia absolutamente surrealista indigna de una Francia que aumenta las restricciones de acceso a su territorio para los marroquíes a pesar de todas las garantías que presentan.
En este caso no estamos hablando de una denegación de visa, sino de algo mucho más grave. La Dra. Hennou Allali Maamar llegó a Montpellier, la ciudad donde estudió medicina para convertirse en una de las primeras mujeres practicantes en Marruecos. Ella eligió, en la década de 1960, regresar a su país para servirlo y servir a los marroquíes. Ha estado plenamente involucrada en la acción comunitaria al servicio de las niñas y mujeres jóvenes a través de la ONG «Illy».
Llegado al aeropuerto de Montpellier, la policía de fronteras (PAF) le pidió que presentara un certificado de alojamiento. Al no tener el documento, es devuelta a Marruecos.
“En el pedestal de su autoridad, al no ver señal de doblegarse, peor aún y colmo de la insubordinación, diciéndole que como médico, de su edad, le parecía superfluo este documento; que nunca le pidieron en sus innumerables viajes a Francia, la policía decidió cumplir su amenaza, y la devolvieron en el próximo avión en 40 minutos”, relata Younes Maamar en su carta al presidente francés.
“Por supuesto, mi diatriba tiene una dimensión subjetiva. Como no podía ser de otra manera. Soy un hijo y esta es mi madre. Pero para verlo más de cerca, se trata de una postura cada vez más sistemática que intenta tomar a los ciudadanos marroquíes como rehenes de un juego de presión que les supera”, añade la misma fuente.
“Tenía, por modestia pero también por vergüenza, lo admito, pensé en mantener este incidente en secreto. Pero mira a esta dama, noble y erguida con sus botas marroquíes. La vergüenza si lo es, debe estar en otra parte. Esta no es una carta de queja o una queja. Esta es, con gravedad y tristeza, ahora disipada la emoción, una carta de despedida”, concluye Younes Maamar.
14-09-2022