
La revista “Marianne” trató, en su último número, «las múltiples tonterías publicadas por los medios argelinos» para apuntar a Marruecos, España y Francia.
El autor de esta columna, Jamal Bouoiyour, revela en toda su magnitud la decrepitud de la junta militar: «La búsqueda de enemigos imaginarios y el fragor de la glorificación del nacionalismo tribal constituyen la política del régimen argelino».
«Un régimen que atraviesa malos momentos, que es incapaz de ocultar sus fracasos recurrentes y que lucha por encontrar las condiciones adecuadas para garantizar la prosperidad de su pueblo”. Evocando la obsesión morbosa por la cuestión del Sáhara, agrega el autor del artículo, que se pregunta por los objetivos no reconocidos de la junta militar que considera enemigos a todos aquellos que no comparten su visión sobre este expediente.
Tanto es así que los generales argelinos han hecho de ella su sagrada doctrina al consagrar un odio visceral a Marruecos, que luego modelaron sobre España y Francia, que cometieron el «delito» de expresar una posición diferente sobre este expediente: «Y si Francia decidiera seguir algún día el mismo camino que España en la cuestión del Sáhara? Y si Italia hiciera lo mismo, ¿qué haría Argelia? Francia solo tiene que comportarse, de lo contrario, Argelia no dudará en llamar urgentemente a su embajador.
El autor del artículo recordó la decisión tomada por Argelia, el 8 de junio, de congelar todas las transacciones comerciales con España y suspender el «tratado de amistad» tras llamar a su embajador.
Jamal Bouoiyour precisa que la causa de este revés se basa en las mismas sutilezas y el mismo estribillo entonado, por los generales argelinos. Madrid ha cometido un «crimen al calificar de serio y creíble el plan marroquí de autonomía para el Sáhara”. España, prosigue, que no ha escapado a esta enfermedad argelina, se ha sumado al odio crónico proferido contra Marruecos, su vecino con el que ha cerrado las fronteras de forma unilateral, incluso cerrando el espacio aéreo.
Una enfermedad que ha transformado en ocasiones la sagrada doctrina del ejército en preparativos para hacer frente a un peligro exterior, llegando incluso a cerrar las fronteras orientales con Túnez y las del sur con Libia. Aunque destaca el fracaso de Argelia en explotar su riqueza petrolera para diversificar su economía, el diario subraya que el presidente Abdelmadjid Tebboune no duda en sacar ciertas flechas de su carcaj para atacar a su eterno rival, Marruecos.
“Para el presidente argelino, el Reino ha cometido un crimen al restablecer sus relaciones con la “entidad sionista”, excepto que Argelia no ha llamado a sus embajadores en los Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Egipto. Sin embargo, estos países han firmado acuerdos de paz con Israel, concluye Jamal Bouoiyour.
08-07-2022









