El cierre de las fronteras de Ceuta y Melilla con Marruecos, que cumple dos años, debido a la pandemia de Covid-19, ha repercutido en muchos sectores de las dos ciudades, sobre todo en el comercial, debido al trasiego que se producía entre los dos lados de la frontera.
En varios testimonios recogidos por la agencia de prensa española Efe, se observa la magnitud de las pérdidas que han sufrido los comerciantes de las dos ciudades. Mohamed Anouar, empresario que regentaba uno de los más de trescientos negocios que había en el polígono del Tarajal, dijo que tuvo que cerrar su negocio en el polígono y «dedicarse a otra cosa».
Otro gremio perjudicado es el de los taxistas y los autobuses, añade la misma fuente, ya que la línea de autobús con la frontera era la que «más beneficios económicos reportaba a la empresa Hadú-Almadraba», repercutiendo así de manera significativa en los ingresos de la compañía.

Este cierre ha tenido también repercusiones muy severas en los trabajadores de origen marroquí, que permanecen atrapados durante todo este tiempo, sin el apoyo de sus familiares, en las dos ciudades, y que exigen a ambos bandos (autoridades españolas y marroquíes) una solución urgente a su situación.
Por otra parte, el Gobierno ceutí, a través de su portavoz, Carlos Rontomé (Partido Popular), dijo que es necesario «cambiar de modelo económico y social de la ciudad», para poder afrontar los futuros desafíos, entre ellos, el alargamiento del cierre de la frontera con Marruecos.
La misma fuente pone así de manifiesto la necesidad de buscar un nuevo modelo económico, que permite «tener unas relaciones de buena vecindad con Marruecos» pero, al mismo tiempo, no tener una dependencia excesiva del Reino.
por: Soufiane Ben Lazaar
15-03-2022