16-11-2021
Varios diputados portugueses de diferentes tendencias políticas interpelaron el lunes a su Gobierno sobre el «chantaje» que lleva a cabo Argelia contra Europa tras la suspensión del Gasoducto Magreb-Europa (GME).
En una pregunta dirigida al ministro portugués de Medio Ambiente y Acción por el Clima, João Pedro Matos Fernandes, once diputados cuestionaron el impacto del cierre unilateral del GME por parte de Argelia en el suministro de gas de varios países europeos, incluido Portugal.
Estos diputados recuerdan que el 31 de octubre Argelia decidió unilateralmente no renovar el contrato del gasoducto Magreb-Europa que pasa por Marruecos para llegar a España y luego abastece a los países de Europa, incluido Portugal, a riesgo de no cumplir con sus compromisos de entrega a socios europeos, en este mismo momento marcado por la subida del precio del gas y, además, en vísperas del inicio del invierno.
Creen que la no renovación del contrato GME podría afectar a los distintos países que reciben gas de Argelia, como Portugal, señalando que “independientemente de los contratos de suministro y las capacidades de almacenamiento existentes, puede haber un impacto en la economía portuguesa”.
Los eurodiputados portugueses señalan que, si bien este tema tiene una dimensión política europea, cada Estado, como en el caso de Portugal, debe proteger sus intereses nacionales, agregando que se trata de anticipar los problemas en lugar de reaccionar cuando es demasiado tarde y cuándo la presión en los precios se hará sentir.
En este contexto, los diputados portugueses preguntaron a su ministro qué medidas de política energética se pondrán en marcha para salvaguardar el interés nacional y evitar dificultades de suministro o aumentos de precios.
También se preguntan sobre las medidas que se tomarán para descarbonizar la economía del país y reducir la dependencia de los combustibles fósiles, por ejemplo mediante el uso de hidrógeno.
El anuncio de Argelia de su decisión de no renovar el acuerdo GME está alimentando las preocupaciones en Europa en medio del aumento de los precios del gas y la proximidad del invierno. Esta decisión unilateral es considerada por muchos observadores y políticos europeos como un «chantaje» por parte de Argel hacia Europa.