07-11-2021
por: Mustapha Tossa – Periodista/Analista político
Fue un discurso real histórico en el sentido más amplio. De estos hitos que se convierten en hitos históricos. Porque se trata de cerrar una secuencia e inaugurar el comienzo de otra. El historial político, económico, diplomático y social de 46 años de trabajo, inversiones y luchas a todos los niveles para que Marruecos preserve su integridad territorial.
Primero sobre la forma. Corto, ágil, dinámico, recogido, directo, abrazando los nuevos modelos de comunicación de masas donde las ideas deben ser claras para ser entendidas, como remates que se destacan en el alboroto de las redes sociales.
El Rey Mohammed VI lo liberó con tanta facilidad que traslució la determinación, la firmeza y los sentimientos de una suma de triunfos logrados después de 46 años de luchas nacionales y populares.
A nivel sustantivo, el Rey Mohammed VI entregó una visión que consagra lo que ha sido de Marruecos hoy, que durante décadas había movilizado sus recursos para recuperar su unidad territorial. Un país que ha logrado, con la fuerza de su trabajo y su inteligencia, domar las vicisitudes de la diplomacia.
Hoy con el reconocimiento internacional de la solución que recomienda poner fin a esta crisis artificial, con la mirada en retrospectiva y los repetidos fracasos de círculos hostiles a ella, Marruecos puede levantar la bandera de la victoria a la que la derecha, la historia y la implicación unánime de todo un pueblo dio una legitimidad grabada en piedra.
Este contexto le da la oportunidad de exigir a sus amigos y aliados una posición clara e inequívoca. Sin duda, el mensaje iba dirigido a determinadas capitales de Europa que durante años se entregaron al doble lenguaje y a la ambivalencia oportunista. Ahora es el momento de romper las máscaras y las posturas.
Y para eso, Marruecos no se limitará a las declaraciones diplomáticas, sino que integrará proyectos y cooperación económica en su planteamiento.
El mensaje enviado a esos países de posición gris-clara: o ustedes se relacionan con el Reino y todos sus componentes geográficos o una revisión de las alianzas estratégicas que nos une sería reescrita.
Pero uno de los mensajes contundentes entregados por Mohammed VI en este discurso fue cuando recordó con determinación inquebrantable que a lo largo de la historia de este conflicto nunca se ha tratado de negociar el carácter marroquí del Sáhara.
Esta realidad era conocida por los marroquíes movilizados por su causa nacional desde hace décadas, pero el recuerdo real en términos tan claros, en este contexto donde toda la región atraviesa un punto de inflexión histórico, apunta a los últimos círculos, especialmente en Europa, que aún creen o sienten cierta simpatía ante las quimeras del separatismo.
Marruecos, según el mensaje real, había aceptado el principio de las negociaciones para no ceder la menor parte de su territorio, sino para encontrar una salida a las tragedias humanas que se desarrollan en los campos de prisioneros de Tinduf y que mantienen esta región y su población, fuera del tiempo y la historia.
Para aquellos que esperaban que el Rey de Marruecos comentara o respondiera a la última escalada de Argelia contra Marruecos, Mohammed VI fue muy sutil. Sin nombrar nunca a los protagonistas de este conflicto ni aludir a los recientes informes mediáticos en torno a esta tensión regional, rindió homenaje a las Fuerzas Armadas Reales que actuaron con diligencia para que el paso de Guerguerat pueda volver a su actividad normal. Una manera de subrayar su grado de preparación para todas las eventualidades y de alabar sus contribuciones en la protección de la paz y la estabilidad regionales.
Mohammed VI también envió sus mejores deseos de éxito y prosperidad a los cinco pueblos del Magreb. Una forma de enfatizar que cuando algunos invierten en tensiones, rupturas y caos, el Marruecos de Mohammed VI no tiene más preocupaciones que la felicidad y prosperidad de los pueblos del Magreb.
En un juego de sombras chinas, es fácil localizar las fuerzas de la destrucción y del mal y las de la construcción del bien y del destino colectivo.
*El autor del artículo autoriza su publicación en «Marruecom.com», tras la publicación principal del artículo en el sitio web «Atlasinfo.fr».