
20-09-2021
por: Soufiane Ben Lazaar
El próximo enviado especial de la ONU y representante del Secretario General en el Sáhara, Staffan de Mistura, le aguardan grandes desafíos. Este último, ya ha ocupado altos cargos en la ONU durante su carrera como Enviado Especial de la ONU y Representante Especial del Secretario General de la ONU en Irak (2007-2009), Afganistán (2010-2011) y para Siria (2014-2018).
De Mistura optará con la cooperación y el apoyo inquebrantable de Marruecos, según las afirmaciones de Omar Hilale, el Embajador, Representante Permanente de Marruecos ante la ONU, en la implementación de su facilitación para la solución de esta disputa regional, cuyo proceso político desde la renuncia del ex enviado Horst Kohler, sigue estancado.
El nuevo enviado especial de la ONU deberá corregir los errores vinculados a la metodología para la gestión de las conversaciones políticas, involucrando a todas las partes afectadas por el conflicto.
En este nuevo contexto geopolítico que se avecina, Staffan de Mistura debe tener en cuenta tres puntos fundamentales como nuevo enviado. El primero de estos puntos es «la participación de las cuatro partes en la resolución del conflicto, en lugar de limitarse a dos partes, lo que ha sido confirmado por los informes del Consejo de Seguridad y del Secretario General de las Naciones Unidas, con su llamamiento a la participación seria de todas las partes en el asunto, en particular de Argelia y Mauritania. En segundo lugar, la naturaleza del trabajo en los encuentros que conducen a la organización de mesas redondas tiene que girar en torno a una solución política, que tenga en cuenta que «la tesis de la autodeterminación ha sido eludida y enterrada desde hace mucho tiempo”.
De hecho, el nuevo rol de De Mistura se tiene que adaptar al nuevo contexto que ha cambiado desde la dimisión del ex emisario Horst Koehler, porque la región ha conocido varios cambios, especialmente el colapso que vive el régimen argelino, que ya no es capaz de satisfacer las necesidades de sus ciudadanos, e intenta exportar su crisis atacando y rompiendo su relación de forma unilateral con el Reino de Marruecos, y el de un Frente Polisario, cuyo líder pasa más tiempo en Cuba que en el norte de áfrica, y sus únicas salidas mediáticas se limitan a desmentir los rumores sobre su fallecimiento
También, debe tener muy en cuenta la adhesión masiva de países que incentivan la adopción de una solución política en Marruecos, impulsada por el reconocimiento por parte de Estados Unidos del carácter marroquí del Sáhara, así como el fortalecimiento de relaciones entre Marruecos y dichos países, reflejándose sobre el terreno en la apertura de consulados de países africanos y árabes en Dajla y El Aaiún en el Sáhara, indicando la existencia de un nuevo mapa geopolítico basado en intereses mutuos.
A la espera de su nombramiento de forma oficial, De Mistura también tendrá que redefinir las relaciones del Polisario con Naciones Unidas y llegar a un acuerdo de alto el fuego, roto anteriormente por el Frente tras la liberación de Marruecos del paso fronterizo de Guerguerat, siendo un acuerdo necesario para poder volver a la negociación, ya que la guerra imaginaria que intenta difundir el polisario no supera el montaje orquestado por la red de televisión argelina.
El último desafío está vinculado a relanzar el proceso político desde las premisas establecidas por Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad en sus resoluciones publicadas, en particular las emitidas desde 2017 hasta la fecha, relacionados con la adopción de criterios políticos que conducen a sacar adelante la iniciativa marroquí de autonomía en el respeto de la integridad territorial y la soberanía nacional de Marruecos.