23-08-2021
Por: Pedro I. Altamirano – Presidente de la Organización TARIQ IBN ZIAD, para el desarrollo de la cooperación hispano-marroquí.
La política española no puede continuar mirando, al vecino y socio del sur, con mirada supremacista ni colonialista si quiere superar los continuos desencuentros entre ambos que impiden el pleno desarrollo económico social en todo el área que comprende desde el Mediterráneo, hasta las orillas del Níger.
Málaga, 23 de agosto de 2021. Hay que recordar que, las relaciones con el actual Reino de Marruecos se pierden en la memoria de la historia. A veces perdemos la perspectiva de la cohabitación de la Península Ibérica con el Magreb, cuando todo parece indicar que, una de las puertas de entrada del desarrollo humano de Europa fue siempre el estrecho de Gibraltar. Por tanto, debemos tener siempre presente que todo lo que ocurre en el norte de África, repercute de modo inmediato en España, y por transmisión, en toda Europa.
Pero solo me voy a remontar al momento en el que el colonialismo europeo aprovecha la debilidad africana y la coloniza sin miramientos algunos, entre ellos, la colonización de Marruecos por parte de Francia y España, que se la reparten, tacándoles a España lo que conocemos como Sahara Occidental. Debemos considerar por tanto que, como en el caso de todo el proceso colonial, el Sahara solo fue español por la fuerzas de las armas y el sentimiento colonial. Esto que parece baladí, no lo es, ya que en este acto colonial, reposan la mayoría de los problemas hispano-marroquíes.
En el caso de los peñones, y las ciudades de Ceuta y Melilla corresponden, aunque en épocas distintas, al mismo espíritu colonial de las potencias europeas, pero siempre desde la supremacía militar, y por las fuerza de las armas. Por tanto debemos aplicar el mismo principio que a los territorios colonizados en el siglo XIX, territorios ocupados de forma ilegal a sus legítimos propietarios. Esto es básico para entender que, las reclamaciones del actual Reino de Marruecos sobre la soberanía del Sahara Occidental, peñones, Ceuta y Melilla, se realizan en base del contexto de descolonización, no de anexión. Estos problemas históricos de descolonización han sido y son, un verdadero freno para el pleno desarrollo bilateral y deben ser corregidos a la mayor brevedad posible.
La llegada del gobierno del PSOE de Pedro Sánchez, soportado por partidos separatistas, pero sobre todo, con el partido antisistema y anticapitalista de PODEMOS, supuso, gracias a la conocida conexión de PODEMOS con los regímenes totalitarios de Cuba, Venezuela y Argelia, un cambio de estrategia con el Reino de Marruecos. Con la llegada de este gobierno de coalición, se rompe ese equilibrio mantenido gracias a las buenas relaciones entre ambas monarquías, y por tanto se agrava la relación bilateral. Comienza con la falta de Pedro Sánchez a la tradicional primera visita internacional a Marruecos como gesto de buena vecindad y respeto, que se agrava hasta la ruptura, cuando el Gobierno de España acoge de forma más que irregular, al líder del Frente Polisario sin informar a Marruecos, y lo que es peor, a la propia justicia española con la que Brahim Ghali, tiene asuntos pendientes.
Marruecos dijo BASTA. La falta de respeto mostrada por la ex ministra de Exteriores de España Sra. Arancha González Laya hacia las reclamaciones marroquíes, llevan a la retirada de la Embajadora en Madrid Sra. Kalima Benyaich, y todo el rosario de consecuencias que aún sufrimos. Con ello llega la ruptura bilateral más grave de la historia reciente entre ambas orillas del Estrecho de Gibraltar.
Pedro Sánchez acomete un profundo cambio de gobierno, y en el mismo se cambia al canciller de exteriores con la llegada del actual Sr. José Manuél Albare Bueno, diplomático de carrera y formado en la “casa”, gran conocedor de Marruecos y muy respetado por tanto. Con esta elección se abre una puerta a comenzar a solucionar los problemas bilaterales, aunque con la duda, más que razonable, que si los componentes de PODEMOS dejará trabajar al nuevo canciller con la libertad necesaria, o continuarán entorpeciendo las relaciones con Marruecos a favor de Argelia como hasta ahora.
Es público que se está negociando al máximo nivel bilateral, hecho que lo ratifica las labras de SM Mohammed VI en su último discurso en la que abre la puerta a acuerdos históricos y de amistad entre ambos países. Esta oportunidad no puede ser pasada por alto por parte española, que debe hacer el mayor esfuerzo para llegar a dichos acuerdos históricos hispano-marroquíes. Para ello debemos comenzar a ver el problema desde le perspectiva de descolonización. España debe poner sobre la mesa, la descolonización de los peñones, el reconocimiento de la soberanía del Reino de Marruecos sobre el Sahara Occidental, y porque no, buscar una solución definitiva para las plazas de Ceuta y Melilla, sin olvidar llegar a un acuerdo definitivo, y ventajoso para ambas partes de la explotación del banco saharanio-canario.
En el caso de los peñones de Vélez de la Gomera, Islas Chafarinas y Perejil, no encuentro ningún motivo para que sigan bajo soberanía española. Los tiempos de lucha contra la piratería, o del control del Mar de Alborán con fines militares, han desaparecido hace tiempo. Dichos peñones no aportan nada a la seguridad de España, además de ser una carga económica y militar injustificables. Con respecto al Sahara es más fácil aún, España solo debe terminar el proceso de descolonización que inicio con la descolonización del protectorado, Ifni y otras, que no supo continuar con el Sahara, por lo que debe ser observada como la finalización de un proceso colonial que nunca debió ocurrir. En el caso de las plazas de Ceuta y Melilla, hoy es estado ruinoso, y atrapado en aguas de nadie. Abandonadas por España y cerradas por Marruecos, mientras quienes pagan las consecuencias son Ceutíes y Melillenses.
Melilla y Ceuta deben ser mimadas y cuidadas por ambas partes, para beneficio de todos. A nivel personal apuesto por la solución de la soberanía compartida, y crear en ambas plazas dos espacios de libre comercio internacional que las pongan el valor, y desarrollen a nivel económico y social, durante un periodo de 50 años, para que sean las nuevas generaciones de españoles, marroquíes, ceutíes y melillenses quienes, a la vista de su situación económica social, decidan por qué camino continuar en el futuro.
Todo ello debe ser visto, no como secciones por España, sino como finalización de una era colonial, y comienzo de una nueva época de cooperación bilateral. No deben ser consideradas como victorias o derrotas, sino de inteligencia como para poner las bases del futuro de las relaciones hispano-marroquíes que sea la oportunidad para que, juntos, lideremos el Mediterráneo y el Atlántico, y hacia el sur, hasta las orillas del Níger.
Por ello, ni España ni Marruecos, no deben dejar pasar este momento histórico para comenzar a caminar por la senda del futuro en común y prosperidad para ambos países, y las áreas históricas de influencia.