16-08-2021
Por Mahmoud Attakni, Profesor de la Universidad Moulay Ismail, Mequinez
En una declaración del presidente argelino abdelmajid teboun, durante una rueda de prensa, respondiendo a la pregunta relativa a la iniciativa del rey Mohamed VI, durante el discurso del trono, en la que ha llamado a reanudar las relaciones marroquí-argelinas basándose en la cultura común y la cercanía geográfica; Teboun declaró que la cuestión del Sáhara marroquí está en manos de la ONU, y dijo que: ¨Es el Comité Especial de Descolonización que debe decidir en este asunto¨.
Esta declaración se puede interpretar desde tres perspectivas:
La primera: consiste en que el conflicto del Sáhara está en manos de la ONU y es una realidad inevitable que el régimen militar lleva 45 años negándola, mientras que Marruecos respeta las resoluciones de la ONU y copera con La Misión de las Naciones Unidas para el referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO) que observa el alto al fuego en el Sáhara.
La segunda: En la que el presidente Teboun asignó la cuestión del Sáhara al comité especial de descolonización, como se suele reiterar en todos los discursos políticos del presidente para confundir a la opinión internacional y especialmente a los argelinos; por lo cual tenemos la obligación de desmentir esos rumores.
Es de señalar que efectivamente la cuestión del Sáhara marroquí es un problema de descolonización y que sepa todo el mundo que el Sáhara marroquí era una colonia española, y con el surgimiento de los movimientos independentistas en el mundo a finales del siglo XIX, España se dio cuenta de que iba a evacuar este territorio, por lo cual empezó a maniobrar intentando, primero, establecer una provincia española en el Sáhara marroquí, pasando por la operación militar de 1958 y por último el tramposo censo de la población. Todas esas maniobras fracasaron tremendamente. Cuando hablamos de la descolonización del Sáhara marroquí nos referimos a la colonización española y no a Marruecos, como intenta el poder argelino promocionarlo a su pueblo y a los mercenarios que se enriquecen del sufrimiento de los detenidos en los campamentos. Es ilógico que un país colonice a su propio territorio.
Por otra parte, Argelia tiene derecho a seguir siendo ilusionista, deseando abrir una embajada a un presunto Estado y a trazar sus fronteras con él en su territorio. Desde los años setenta del siglo pasado, nuestro país hermano Argelia y su pueblo han estado insistiendo en la autodeterminación en el Sáhara, a pesar de la ausencia de su condición básica, que consiste en tener una unanimidad en cuanto al liderazgo, mientras que los componentes tribales del Sáhara se pelean entre sí. Por lo tanto, la aplicación de la Ley de derechos de las minorías no es presente en el caso del Sáhara marroquí.
A pesar de que Argelia lleva más de 40 años llamando a la autodeterminación, Marruecos no ha suspendido su relación con Argelia ni ha retirado a su Embajador, manteniendo relaciones diplomáticas con su vecino oriental.
Este es el caso de Argelia, que, desde su independencia, sigue escondiendo la cuestión de la Cabilia y el componente tribal sigue siendo marginado y excluido con una identidad destruida por el régimen argelino. Sin embargo, el pueblo de la República de las Tribus ha permanecido firme en su lucha dentro y fuera del país hasta que nuestro Embajador ante las Naciones Unidas arrojó luz, este año, sobre este derecho legítimo y exigió la autodeterminación de la República de las Tribus.
Cuando Marruecos apoyó la propuesta, Argelia no dejó de criticar la posición marroquí sobre la república tribal y considera que el apoyo de Marruecos a la autodeterminación es hostil a los intereses de Argelia, que ha convocado inmediatamente a su Embajador en Rabat para entablar consultas, mientras pide, hace varios años, la autodeterminación del Sáhara, proporcionando un apoyo sacado de los propios recursos de los ciudadanos argelinos.
La tercera: Teboun se alió con el diablo cuando declaró que su país estaba dispuesto a recibir a las partes involucradas en el conflicto para el diálogo; señalando a Marruecos y el Polisario, en un acto que no deja de ser ridículo.
¿No es hora de que Argelia diga la verdad sobre el expediente marroquí del Sáhara y reconozca explícitamente que su intención de apoyar al Polisario no es más que un plan perdido para crear una entidad ficticia que le permita acceder al Océano Atlántico?
Basta ya de la política de adoptar el expediente de separación en secreto y negarlo en público.
Estas prácticas se han hecho claras e inaceptables tanto para Marruecos como para todo el panorama internacional, porque Argelia es una parte importante en el conflicto artificial; de modo que es el país que ofrece armas, abre campamentos para entrenar mercenarios, importándoles desde fuera del componente original del Sahara, además de incluir a los argelinos no deseados en esta operaciones; para luego afirmar descaradamente ser un observador neutral. ¿No es esa pura calumnia? !!!