
05-08-2021
por: Ramón Moreno Castilla – Experto en relaciones hispano-marroquíes y en Derecho Marítimo.
Así ha sido, efectivamente. Con innumerables logros, como la moderna Constitución de 2011 y una inconmensurable labor de Estado desarrollada por el “Rey de los pobres”, desde el mismo momento en que siendo el Príncipe Heredero Sidi Mohamed, ascendiera al Trono del Reino de Marruecos el 30 de julio de 1999, a la muerte de su augusto padre el malogrado Rey Hassan II. Lo que describo detalladamente en mi libro publicado en 2017: “Mohamed VI, Paladín del Panafricanismo. El regreso de Marruecos a la Unión Africana”. Editorial Canary e Book.
Ahora, y para un atento observador, que desde aquí enfrente, en Canarias, el vecino del Oeste de Marruecos, contempla y analiza todo lo que sucede en este entorno geopolítico y geoestratégico; es obligado hacer una breve reseña de este discurso Real con motivo de la Fiesta del Trono que en conmemoración de los 22 años de su proclamación como Rey de Marruecos pronunció el Monarca Mohamed VI. Una pieza oratoria de primera magnitud, que evidencia la visión de Estado del Soberano marroquí; así como su magnanimidad, puesta de manifiesta en diversos pasajes de su importante y clarividente alocución.
Dos son los aspectos, entre otros, que destacan del Discurso de S M Mohamed VI. En primer lugar, su mensaje en clave interna; y, en segundo lugar, su clara determinación en materia de política exterior. En clave interna, el Rey hizo hincapié en seguir combatiendo con denuedo la devastadora pandemia del Covid-19 (en cuya gestión Marruecos es todo un referente en África y en el mundo); y que ahora con la dichosa variante Delta sigue causando estragos en todo el mundo. El Monarca instó a la población a vacunarse en masa y a la estricta observancia de las directrices de las autoridades sanitarias del país, ejemplo de constancia y buen hacer.
No menos importante fue la decisión mostrada por Mohamed VI de implementar cuanto antes el Nuevo Modelo de Desarrollo, para cuya aplicación requirió “la participación de todas las energías y capacidades de la Nación”. El Rey expresó su deseo de que “el Pacto Nacional por el Desarrollo constituya un marco referencial, integrado por los principios y prioridades del desarrollo, así como un contrato económico y social que siente las bases para una nueva revolución del Rey con el pueblo”. En su calidad de garante de los intereses de la nación y de los ciudadanos, el Soberano subrayó que “velará por acompañar la puesta en marcha del Modelo, con todas las medidas y mecanismos necesarios”.
En aras de la más exquisita diplomacia, Mohamed VI no creyó oportuno referirse para nada a España en su Discurso Real. Lo que se interpreta como un gesto distendido de no echar más leña al fuego, dicho coloquialmente, en la grave crisis que enfrenta a los dos países. Su homólogo español, Felipe VI, igual que hicieron numerosos mandatarios mundiales, felicitó al Monarca marroquí por sus 22 años de reinado.
En materia de política exterior, el Rey Mohamed VI dejó meridianamente claro en su Discurso que “Marruecos está seriamente comprometido con la estabilidad y seguridad en la zona euro-mediterránea”; lo que ha sido muy bien visto en todas las Cancillerías europeas. Pero el Soberano dirigió su foco hacia la vecina Argelia, principal soporte del Frente Polisario y de la fantasmagórica RASD. Así, el Rey llamó a que “prevalezca la lógica de la sensatez y de los intereses supremos” del Reino y de Argelia para poder superar esta “lamentable situación en la que se malgastan energías de nuestros dos países”.
Mohamd VI reiteró su “sincera invitación a nuestros hermanos argelinos para obrar conjuntamente, y sin condiciones, a fin de edificar unas relaciones bilaterales fundadas en la confianza, el diálogo y la buena vecindad”. “Más allá de su condición de países vecinos, Marruecos y Argelia son dos gemelos que se complementan mutuamente”, enfatizó el Monarca. Téngase en cuenta que el contencioso histórico argelino-marroquí data de 1912 desde la época del Protectorado cuando Argelia era “provincia” francesa. A ello hay que añadir el decidido apoyo argelino al Polisario y su empecinamiento en mantener el conflicto artificial del Sahara; lo que llevó al cierre de la frontera entre los dos países, con todo lo que ello implica para el desarrollo y estabilidad del Magreb y, por extensión de la cuenca mediterránea y África.
El Magreb, como es sabido, lo conforman Libia, Túnez, Argelia, Marruecos y Mauritania; si bien algunos autores se refieren al ”Magreb central” o “Magreb histórico” al considerar que Túnez, Argelia y Marruecos fueron los ejes de esta región geoestratégica de África a la que posteriormente se unieron dos países “periféricos”, Libia y Mauritania. Y fue, precisamente, el 17 de febrero de 1989 cuando se firmó en Marrakech la constitución de la Unión Magrebí Árabe (UMA) por los entonces jefes de Estado de los cinco países signatarios, encabezados por el fallecido Rey Hassan II. Organismo Panafricano, que sigue inoperativo a causa de los desencuentros entre Marruecos y Argelia, debidos fundamentalmente a la cuestión del Sahara; y del propio devenir histórico de ambos países desde su independencia, en marzo de 1956 y en julio de1962 respectivamente, ya que los dos Estados siguieron caminos opuestos (Monarquía y República) llevando décadas enfrentados. Sin olvidar, que las dos naciones quieren erigirse en potencia hegemónica en la zona. Lo que no es un tema menor…
Y ya por último, hay que hacer referencia a un hecho nada anecdótico que llama poderosamente la atención de cualquier analista serio y riguroso: ¿Por qué los medios de comunicación españoles, sin excepción, tanto escritos, como audiovisuales y digitales, se refieren a Marruecos como el “Reino alauíta”, “Gobierno alauíta”, “país alauíta” etc. En lugar de decir lisa y llanamente, Reino de Marruecos, ¿Gobierno marroquí etc.? No conozco ningún medio marroquí que para referirse a España diga: “Reino borbónico”, “Gobierno borbónico” o “país borbónico” etc. etc. ¿Por qué será?